viernes, 12 de noviembre de 2010

Patricia habló con un árbol

Fotografía extraída de www.granhermano.com




Si tuviera que decir cuándo ha empezado Gran hermano, tal vez diría que ayer. Qué gusto, después de las soporíferas galas anteriores, ver una dónde hay un entrevistado interesante al cual se le enseña vídeos suyos para que explique su verdadero paso por la casa, unas nominaciones que alteran a los concursantes, un cambio de casa inesperado y uno de los momentos más mágicos del programa, uno de esos que pasará a los anales de la historia de Gran hermano con otros momentos irrepetibles como Nuria y la vaca, Ana y Chiqui saqueando la nevera, Melanie recibiendo a los Dannys…

Sé que mucha gente no lo ve así, pero el rato en el que Patricia entró en un bosque encantado, cual Alicia en el país de las Maravillas, me lo pasé en grande. No sabía si reír, llorar o hacer todo junto en una situación tan surrealista como la chica que lo protagonizaba. Patricia sentada en un trono rodeada de plantas y hablando con un árbol que le estaba dando la oportunidad de elegir en qué casa vivir la próxima semana. Diría que de verdad se creía hablar con un árbol, o al menos siguió el juego que le propusieron con una naturalidad propia de un niño pequeño, consiguiendo arrancarnos las carcajadas, pero de la sanas.

Ante todo he de confesar que no me gustó la expulsión de Julia. Ella no deja de ser un concursante de perfil similar al de Tatiana o Bea, chicas que incluso tuvieron una gran cantidad de adeptos. Julia era la concursante sincera de este año, la que no se calla incluso cuando está mal hablar, la que dice lo que siente cómo sabe decirlo aunque sus formas no sean propicias para llevarlas a un palacio. A Julia eso es lo de menos y sabe que aquí, en España, el lenguaje del taco es el más utilizado, el más directo, el que todos entendemos. Lástima que los paladines de la moral decidieran apearla del juego, quitándonos así a uno de los elementos que más juego podría habernos dado, una chica capaz de convertir la casa en un ciclón, de alterar a todos, levantar odios y pasiones… No tuvo tiempo de levantar las pasiones necesarias para que se organizasen para evitar su salida, y ayer se despedía de Gran hermano con más del 60% de los votos en contra.

Atrás dejó a Patricia, la monstruito, su gran enemiga que ayer la derrotaba momentos antes de entrar en su bosque. Y pese a todo, no podemos negar que esta chica de cejas mal pintadas está empezando a convertirse en una de las protagonistas indiscutibles de esta edición. De momento aglomera más minutos que la mayoría de sus compañeros, tan sólo levemente eclipsada esta semana por Laura y Marcelo, que viven uno de esos romances que tanto nos gustan -de los de quiero y no puedo y eso me enfada y me cabrea-. Patricia además está consiguiendo algo importante de cara a la audiencia, y son enemigos. Está en boca de todos, la critican y evitan comprenderla, lo que al final siempre deriva en un sentimiento de protección por parte de nosotros, los votantes. Tan sólo corre un riesgo, y es el de quemarse, pues su actitud tan graciosa, risueña y divertida puede provocar el sentimiento contrario y que todos los que de momento la dejan en la casa terminen votándola. Por eso tal vez debería dosificar sus dosis de histrionismo, y sobre todo intentar mantener las composturas en los momentos más álgidos del programa. No puede estar enfrentándose a la expulsión entre sollozos, más cuando ya ha sido salvada (Y ya por segunda vez)

Después de ella, como he mencionado, Laura y Marcelo se han convertido en los protagonistas de una gala con argumento y guión, y sin una Mercedes sin disfraz (¿Qué pasó en esta ocasión? ¿No prosperó la idea de los modelitos de estudiantes?) Los chicos están con un tira y afloja sobre lo que sienten y no sienten, jugando a un juego que evidentemente ha terminado por quemarles. Y encima por una chorrada. La discusión, que como ya sabréis -seguidores de GH- fue porque Marcelo salpicó a Laura mientras se enjuagaba, con intención o no eso lo dejamos para ellos, produciéndose un cara a cara que terminó con Marcelo nominando a la muchacha -y entonces Toscano vino a mi memoria nominando a Tatiana- alegando que nunca antes una chica le había tratado tan mal como ella. Coherencia tuvo el muchacho, si bien no la tuvo los días previos mediante el acoso y derribo al cual sometió a la de Parla sólo porque ansía tener sexo en la casa de GH. Yo le propondría que lo tuviera con Dámaso, personalmente me lo creería más que con Laura, aunque en realidad el mayor problema lo tiene ella, que tiene una relación de casi ocho años.

En cuanto a las nominaciones, el cambio de casa hizo que votaran de un modo diferente, un modo que hizo que Lydia no se salvase (Ya que no pudo bajar un dedo disimuladamente para perder votos), e impidiendo que los pactos nominatorios de los antiguos habitantes de las habitaciones rosa y azul (Ahora en el dormitorio unificado de color blanco con nichos muy cómodos para los juegos de cama de la pareja con una hora sin cámaras más sosa de la historia -si es que llegaron a consumar-) llegasen a buen puerto. El resultado se saldó con Terry y Catha en la casa blanca y Lydia y Eduardo en la casa de colores, lo que nos da una oportunidad única para quitarnos a los muebles del Ikea.

No nos dejemos llevar por el odio que despierte Eduardo en todos nosotros. Es un sordo muy cabrón, dictatorial, criticón pero ha conseguido conectar con todos aunque sea para ponerle a parir. Eduardo aún tiene muchas broncas que protagonizar, mucho que desestabilizad. Lo mismo pasa con Terry, tan soberbia como pequeña. Ahora sólo me quedan Lydia y Catha, si bien de entre las dos yo lo tengo muy claro.

Pese a las pocas oportunidades que ha tenido Lydia de mostrarse ante la audiencia, me gustaría seguir apostando por la chica de extensiones y pechos operado que baila en trikini, pues ha habido momentos puntuales que sí me han gustado: como cuando feroz le avisó de los miles de fans que tiene y le salvarían, a lo que ella contestó: “Claro, tío, si tienes tope fans. Ya ves, tú” con un tono evidentemente incrédulo, pasando de la sobrada que se estaba pegando el actor de pacotilla. También manifestó en la casa otra gran verdad a la hora de ver a los vecinos como rivales, si mañana cambian de casa y pasan a ser compañeros. Sólo le falta algo más de ese no se qué, alguien que la haga demostrarnos que ahí está. Mientras, en el otro lado tenemos a Cathaisa… y de ésta sí que no sé qué decir. Es tan sosa que me da hasta pereza escribir sobre ella. Me sobra, totalmente. Por eso esta semana lo tengo clarísimo. El expulsado desde ser este ente que orbita por la casa sin pena ni gloria.

No seamos idiotas. Ya hemos perdido un filón con Julia. No hagamos lo mismo esta semana, no seamos nosotros quienes nos carguemos Gran hermano. Por cierto, de los reservas no se sabe nada. Seguiremos esperando al ganador de este año.

2 comentarios:

  1. Roberto, mucho ánimo con el blog. Pinta muy bien y espero que lo puedas sacar adelante.

    El blog que persiste es aquel que opina y no se calla nada. Éste es uno de ellos...

    Un saludo!

    P.D. Patri la mejor XD

    ResponderEliminar
  2. Gracias! Me alegra que te guste. A ver si consigo que despegue y que más gente lo siga. Poco a poco, ya lo sé.

    Saludos!

    ResponderEliminar