martes, 3 de mayo de 2011

Hotel Glam se llevó el triunfo



Ayer tuvimos el colofón final a este reencuentro del 2011, el reality que ha homenajeado a los 10 años de ‘telerealidad’ en nuestro país, con una final emocionante y con entrevistas bastante interesantes: con un público descontrolado como en las mejores galas de Gran hermano, un presentador que dejó el cortijo (Cómo diría JJV) un poco a su libre albedrío y unos concursantes que no defraudaron en los últimos minutos de reencuentro. Pero, como llevo varios días sin escribir, vayamos por partes. Justo en el momento en el que este blog se quedó, tras la conmoción de descubrir el final acelerado con motivo del inicio de ‘Supervivientes’ (ese mismo jueves).

Entonces nos quedamos con una casa de infarto, con un sinfín de nudos que estaban pendientes de desanudar, nudos principalmente promovidos por la pareja formada por Natalia y David. Esta pareja ha sido una de las que más ha dado a este juego, protagonista en muchas de las galas por su mala relación entre ellos y los compañeros de la casa, dónde la expulsión de Chiqui por las continuas provocaciones de Natalia fue la gota que colmó el vaso. Fue una semana tensa en la que Natalia no encontró refugio ni en su compañero, que estuvo incluso más irascible que Sofía, con él pidiendo a la audiencia que dejase de apoyarlo y con ella solicitando que le hicieran de sufrir dejándole más tiempo en la casa. Al final la audiencia le hizo caso a él, o eso quiere pensar David. En la antepenúltima gala David y Natalia quedaron a tiro a sus compañeros quienes no dudaron en fusilarlos del concurso. Mal hace David en pensar que no fue expulsado, con la excusa de que fue él quién lo pidió a la audiencia. Para el malagueño, la audiencia accedió a sus deseos sin pensar o tener en cuenta que tal vez fue la actitud de Natalia, pese a lo que él dijera, lo que minó al público. Personalmente no creo que la audiencia atendiese su petición. Fue una simple casualidad que él pidiera salir cuando se quedaron sin el respaldo del público. Sobre todo por que a la audiencia le gusta la carnaza, le gusta ver cómo dos personas enfrentadas están condenadas a entenderse. Por lo que creo que, si perdieron apoyo, no fue porque él pidiera y los demás atendiesen sus deseos. Las gracias a su salida se las tiene que dar a Natalia, la verdadera mala de concurso. Una mujer confiada en lo que hacía, convencida de contar con el favor del público, altiva y provocadora. Jugó el papel de víctima que tan buenos resultados ha dado a otros concursantes de realities, pero a ella se le cayó la careta y quedó descubierta con la nota que escribió tras la expulsión de Chiqui. Fue por ella, y no porque lo pidiera él, por lo que salieron del concurso, por lo que David debería pensar dos veces antes de decir que él no salió eliminado. Su expulsión está al mismo nivel que el de los demás, le pese o no.

Tras la salida de los malos del reencuentro, la casa se llenó de amor y buen rollo. El único nudo fue el “vendido” por el programa sobre una posible relación de amor entre Coyote y Marta, nudo que en parte crearon ellos al pensar en qué se diría fuera de su relación. Marta ahí no estuvo muy fina, a menos que lo hiciera a propósito. Tantos años comentando realities y en un momento como ése no pensó que, el mero hecho de mencionarlo ellos hizo que se crease un fantasma fácilmente adornado con música lenta e imágenes ralentizadas en color sepia, acentuando cualquier beso en la mejilla o abrazo de cariño. Así, mientras ellos continuaban como siempre, fuera nos montábamos una película por la que Coyota sufrió como Geno frente al jurado de Operación Triunfo.

La penúltima gala apeó al concurso de una manera singular a Sofía y Javián (sustituto de Chiqui) y a Iván y Loli. De Sofía sólo diré que tuvo con paso por la casa ejemplar. Fue trabajadora, muy compañera de todos los habitantes, simpática y muy agradable. El problema es que otro brillaron más que ella, siendo injusto que una persona como Sofi no llegase a la final. A mí me gustó mucho verla, y durante las primeras semanas voté activamente para que permaneciera dentro. Luego, tras asumir lo imposible de su victoria, decidí apoyar a otros simplemente para que Iván no pudiera ganar (lo reconozco). Por eso, este reencuentro ha sido muy dulce para mí, al ver a Iván saliendo de la casa a cuatro días del final. Y es curioso, pero la pareja de GH10 salió del concurso justo en la misma posición que todos los participantes de esa edición en el reencuentro del año pasado, entonces la astucia de Pepe hizo que Orlando, Gema, Ana y Chiqui salieran antes de la final, como este año Lara ha hecho con Iván. Así, el Madrazo saboreó las mieles del fracaso al descubrir que no podía revalidar el título de ganador, como ya hizo Pepe el año pasado, y al ver cómo alguien como Lara seguía dentro para su desconcierto general. Iván, ése que habla de luz propia y malas sombras, nos enseñó su lado más «reventado» mientras Loli nos daba en su gala lo mismo que nos ha dado durante todo el concurso, es decir: nada.

La final, por tanto, se jugó entre tres parejas que entraron al inicio. Y aunque Marta y Coyote eran claros terceros finalista, ya únicamente gracias a sus compañeros que los salvaron semana a semana estaban ahí, no podemos negar que se trataba de la entrevista de la noche. Hecho que quedó patente, pues fue la más larga de la última gala. Para este espectador, lo que vimos fue la demostración del fraude en la telerealidad. Las imágenes son las que son, de eso no me cabe la menor duda, y existen porque sus protagonistas nos las dieron. Pero ¿Acaso no estaban colocadas para hacernos pensar otra cosa? Es uno de los temas más peliagudos de estos concursos. La amenaza de manipulación flota en el aire siempre, pero seria de idiotas negar lo evidente. Yo he visto trailers de películas que incitaban a creer que iban de fantasmas, para luego descubrir que sólo se trataba de un vecino loco (La Casa), por tanto ¿cómo no va a suceder igual aquí? El programa, ante el buen rollo generalizado que había y apoyado por los temores de la pareja protagonista, decidió vendernos un affaire entre Marta y Coyote con todo lo que ello implicaba. Los dos están casados y con hijos, por lo que de ser cierto suponía un escándalo y un plus de audiencia, que de eso va el concurso en realidad, de vender audiencia. Mal comparado, lo que hicieron con Marta y Coyote era digno de “Confianza Ciega”, aquel concurso de Antena 3 dónde tres parejas eran separadas para convivir en sendas casas con unos tíos y tías de infarto, para una vez en semana mostrar a cada miembro lo que “posiblemente” había hecho el otro, obligándoles a tener una confianza férrea, pues no se descartaban dobles en imágenes subidas de tono.  Marta salió airosa como pudo, pero Coyote quedó tocado y hundido al ver cómo su amistad se había vendido como si fuera un romance.

En segunda posición quedaron el ying y el yang: Lara y Jorge. Probablemente, de los tres finalistas, éstos fueron los verdaderos reencontrados. A Lara y Jorge era más lo que les separaba que lo que les unía, y supieron amoldarse al otro para jugar en equipo: un equipo casi perfecto. Ella conectó con el público, él con los compañeros. Ella era adrenalina pura, él cariño en bruto. Pudieron jugar desde el principio con mucha complicidad, se vieron fuertes y más tarde débiles. Pero probablemente lo mejor para los dos fue conseguir entenderse. Como espectador ha sido muy divertido ver a los dos, sobre todo a ella, y confieso que, pese a lo mucho que me he reído, me sería imposible vivir con alguien como Lara, no siendo el caso de Jorge. Jorge ha supuesto un auténtico paradigma en el reencuentro, demostrando que se puede ser cariñoso a partes iguales con hombres y mujeres sin necesidad de existir deseo sexual. Para mí ha sido un placer ver cómo rompía tópicos a dos manos.

Los ganadores fueron los del ‘Hotel Glam’, una manera indirecta de pedir una nueva edición del polémico concurso. Por tanto fue Yola quien revalidó el título en esta ocasión (Al final siempre gana quien ya ganó y pierden los de siempre). No obstante me molestó mucho ver cómo Yola soltaba un discurso dónde asumía que la victoria era suya, mencionando a Juan Miguel como si de una mera colaboración se tratase. A lo mejor no hubiera tenido la misma suerte con otro compañero, como por ejemplo Tamar. Por eso hacía mal, pues considero que Juan Miguel ha tenido mucho que ver en ese triunfo, pese a que él sea hoy en día menos popular que ella. Aun así, su victoria es un gustazo para los realities, pues es la victoria de la pareja que mejor supo convivir, aquella que siempre utilizó el dialogo, la que jamás protagonizó una bronca, la que medió cuando los demás se mataban, y posiblemente una de la que más disfrutó. Por eso, Yola y Juan Miguel han sido unos grandes y muy dignos ganadores.

Así pusimos punto y final al reencuentro. La casa de Guadalix ya se ha cerrado tras los cuatro meses de Gran Hermano 12 más los dos de regalo con esta edición homenaje. La pregunta está en cuándo volverá abrir y cómo lo hará. Todos asumimos que tendremos una decimotercera edición de GH, aunque Mercedes Milá no lo anunciase al acabar la duodécima, como también asumimos que regresará de la mano de Mercedes. No obstante, aunque dudo menos del regreso de GH, sí dudo más que lo haga con nuestra maestra de ceremonias. Su despedida y su paso a Cuatro me han llenado de dudas. ¿Veremos GH de la mano de Jordi? Quién sabe, aunque los acérrimos esperamos ver a la Milá. Jordi es un gran profesional, pero ella es alma en GH y para muchos es muy difícil concebir la idea de nuestro concurso favorito sin ella. Ahora queda esperar. Hasta después de verano, mínimo, no sabremos nada.

Mientras podemos hacer más llevadera la espera viendo la nueva edición de ‘Supervivientes’, este año con tintes de ‘Sálvame’. Respecto a si lo comentaré o no, depende de lo que me diga la primera gala. De momento, chapamos el reencuentro.