martes, 26 de febrero de 2013

Expulsiones de manual

Lorena, protagonista de GH Catorce



No solo los concursantes siguen un manual de cómo deben actuar, y que la mayoría de las veces no saben leer. Son muchas ediciones las que llevamos a cuestas, por lo que no es extraño cuando decimos que sí hay un manual. Está escrito: en blogs, en foros, en redes sociales… y hasta en papel gracias a Gilda Santana. El problema es que el manual es demasiado complejo de entender y tiene tantos matices que, ni con manual, uno es capaz de saber cómo debe actuar cuando está jugando. Y no solo los concursantes tienen un manual. La audiencia tiene otro también muy elaborado a la hora de elegir, y como pasa con los concursantes, tampoco sabe leerlo en condiciones. Gilda Santana dividía al espectador en función de su manera de establecer sus prioridades: como juez o como entretenimiento. No hace falta que digamos que ambas maneras son correctas. Esto siempre lo vendieron como un concurso de convivencia y atendiéndonos a esa primera definición, el papel de la audiencia era la de ejecutar sentencia sobre los concursantes que no sabían comportarse. Sin embargo, tras catorce ediciones, muchos de nosotros hemos comprendido que ese nivel de pragmatismo suele conllevar un error. Solemos acotar el espectáculo a las primeras semanas, dejando el resto del concurso en una especie de sala soporífera en la que los concursantes agonizan de aburrimiento hasta el final. No siempre fue así. A veces hemos tomado sabias decisiones a favor del entretenimiento y en detrimento de lo moral, mientras otras hemos tenido una larga lista de concursantes activos y prometedores que emergían a la superficie tras la salida de otro, lo que hacía que la casa fuera una olla a presión en la que siempre había algo que contar y ver. 

Ayer fue un poco, todo y nada. La expulsión de Lorena era un hecho desde que cayó en la lista contra Argi y Miriam. Que Edo salvara a Argi y subiera Igor tampoco variaba mucho el asunto. Lorena estaba sentenciada a la expulsión según el manual de la audiencia que hace de juez. Manual que ayer lo leyó de cabo a rabo, sin dejarse ni una coma. No solo porque fuera ella la expulsada, sino porque Miriam —buscaré mi ejemplar en la sección de dormitorios del Ikea. Seguro que hay una igual— fue la menos votada de los tres en liza. Fue como ponerse el Capítulo IV de la Guerra de las Galaxias y asistir al triunfo de Obi Wan Kenobi sobre Darth Vader. ¿Qué hubiera sido de las otras dos películas si éste carismático villano hubiera sido derrotado tan pronto? Vale, aún nos hubiera quedado derrotar al Emperador Palpatine, pero todos sabemos que nos hubiéramos perdido grandes momentos que quedaron a la posteridad del cine. Ya no habríamos asistido a ese mítico «Yo soy tu padre». Pues lo mismo nos pasará en esta edición de Gran Hermano. Lorena no continuará en el ascenso de nudos que complicará todo aún más. Con ella se apea del juego la mayoría de las tramas de las dos primeras semanas de concurso. Salvo que emerja una nueva esperanza, votaría para que fueran construyendo ya el parchís, a ver si así se enfadan cuando coman la ficha de otro y tengan que contar veinte.

Algunos de los blogeros que admiro me dicen desde sus escritos que el problema es mío. Afirman que esta edición aún no ha alcanzado el nivel de mítica pero que puede hacerlo gracias a otros personajes que aún están en el juego, apostando por una edición coral como la del año anterior. Kristian, Sonia, Susana, Iván, Igor o Noelia despuntan como grandes hermanos que sabrán llevarnos por nuevos derroteros más interesantes si caben que los de Lorena. Confían que la expulsión de la «ungles cuques» haga que aparezcan los demás. Y yo no es que lo dude. Estoy convencido que efectivamente están pasando muchas cosas en la casa. No es un muermo… El problema es que sus protagonistas tienen el mismo carisma que un zapato del rastro. Hasta ayer confundía a Sonia con Susana. No sabía cuál de las dos quería liarse con el pelocho y quién con el Dj.

La historia del Dj, sinceramente, me asquea porque me recuerda a la del feroz. Ese tío solo quiere notoriedad con una historia que el año pasado Hugo la bordó. Me creí a Hugo porque lo que me llegaba tras la pantalla me parecía real. A Dani no me lo creo, como no me creí al feroz. Y por tanto, su elegida a amada me resbala bastante ¿Su amada es Sonia o Susana? Veis, no me entero cuál es cual. Como si fueran gemelas. Dos idénticos muebles, dos mesitas de noche que se colocan en cada lado de la cama.  

Por otro lado tenemos al pelocho. Sé que es él por el look que tiene, es lo que lo diferencia de los demás, pero por el resto: no me parece gracioso, divertido… tampoco creo que esté haciendo algo que realmente tenga  interés, más allá de intentar meter la churra en caliente con poco éxito. Esa historia no me llama.

Y así sigo con otros concursantes: Edo, Argi, Miriam… hacen cosas, pero no conecto con ninguno de ellos. No tienen lo que necesito. No me suscitan interés alguno. Por eso, la única esperanza es encontrar un malo. Iván es perfecto para eso. Es insoportable, egoísta, narcisista, creído… Pero aquí me pasa como a muchos les ha ocurrido con Lorena. Me cae tan sumamente mal que, cuando esté en la lista, no podré mantener mi objetividad sobre el conjunto del concurso. Iván puede darnos muchos momentos, todos malos —de acuerdo—, pero sé que cuando esté en la lista, mi yo juez brotara como un poseso para pelarme el dedo. Como me sucedió con Aristidín. Y es que, no ha habido un Iván bueno en GH. Es un hecho. 

Las otras dos últimas esperanzas para revitalizar el juego —sin contar aún con la nueva, por ser aún una desconocida— son Igor y Noelia. Igor es el justiciero de la moral. Me cae bien aunque no aguanto algunos de los comentarios que suelta por la boca. Por el momento es el único que podría conquistarme para llevarlo a la final. Su carácter tranquilo, leal, y a la vez su manera de leer en el juego que me parece buena. También lo tiene fácil con lo que le rodea…. Mientras Noelia puede ocupar el puesto del Emperador Palpatine. La mala en la sombra que se escondía tras la figura de Lorena. Solo necesita seguir en la sombra de cara a los compañeros para que aguante lo máximo posible… Porque como caiga en la lista, tenemos otra expulsión de manual.

En fin, como dije hace unas semanas, GH tiene ciertos ciclos, que coincide con su número de edición. Si éste es impar estamos ante una edición explosiva, pero si es par… Saquen el parchís. Yo me pido las fichas rojas.

Seguiremos al pie del cañón por si Leti revoluciona el juego, Noelia apuñala a alguien o Igor consigue despuntar de una vez por todas. Los demás son un atrezzo perfecto para salir en una foto de grupo. Y aunque todo siga así, debemos seguir al pie del cañón para asegurarnos que tengamos un GH15… La edición siguiente es impar. Seguro que será la hostia. Pero para que llegue, tenemos que creer de momento en la que tenemos aún por delante.

Adiós, Lorena. Fuiste una villana estupenda. Te hubiera reservado para la siguiente edición. Y por último: Argy, Edo o Susana… ¡Qué pereza! ¿No podemos echar a los tres y que entren otros nuevos? Aún seguimos esperando a Dobromira, que metan a un canalla y un gran malvado carismático al que adoremos. Aún no es tarde para darle la vuelta al juego. Mierda, otra vez me salió el lema del año pasado…

¿Alguien recuerda cuál era el lema de éste? Pues eso. 

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