martes, 4 de enero de 2011

De Charí a Rubén y tiro porque me toca



Seguimos aún con las fechas navideñes, ya en el último cartucho, los últimos días de infierno y yo con todos los Reyes sin comprar aún. Pero vamos a lo que vamos, a nuestro reality, que este jueves quedó sin su Chari, la choni de esta edición que tantos argumentos nos ha regalado. Aún sigue ella desde fuera dando que hablar, y estoy convencido que Chari será una de las concursantes que más sabrá rentabilizar su paso por la casa. Ella y el pelele de Rubén, por supuesto. Un interviú, un ‘enemigos íntimos’, un par de Deluxe y quién no nos dice que hasta no pisen el plató de ‘la Noria’. Chari y Rubén han dado mucho que hablar hasta el punto de monopolizar el primer debate del año y encima, con la amenaza de repesca, podrían rentabilizar su paso por Gran hermano de manera extraordinaria. Hasta podrían llevarse el concurso, al menos Rubén –santificado como el Patrón de los Calzonazos-. Han sabido sacarle partido y han encontrado su juego en esta parafernalia televisada. No me cabe la menor duda.

Pero vayamos por el inicio, por el jueves, día de la expulsión de Chari. Por fin ella pudo reencontrarse con Rubén y ver el alcance de sus actos en los días que estuvieron separados. Muchos la tacharon de chula, de soberbia. Chari sabía perfectamente lo que iba a encontrarse y hasta adivinó que sería abucheada en un intento de humillación pública que sólo perseguía verla hundida en la miseria. Por eso permaneció erecta sobre su silla, con la cabeza bien alta y los pechos subidos en la garganta, ataviada de un rojo pasión poco generoso en la tela. Ella no se iba a hundir, por mucho que los cristianos reclamaran su vida en el circo romano que se montó, y ni tan siquiera las lágrimas bien colocadas de su novio sirvieron de revulsivo para bajar su altanería. Charía lloraría, se derrumbaría y lamentaría en su medida lo que había hecho. Ya no tanto por Rubén, sino por ella misma y la reputación que se ha labrado. Sin embargo, no lo haría delante de las cámaras, sino después, en el hotel con su madre consolándola.

Ya lloró en Gran hermano, tonteó con otros, confesó su alterada verdad sobre su relación con Rubén, y folló cuando su cuerpo lo pidió. Ya había regalado al concurso demasiado cómo regalar la humillación y la satisfacción de verla tocada y hundida. Eso supongo que tiene otro precio, y que se verá más adelante en formato de exclusiva.

A Chari se le reprochan muchas cosas y se la cree muy poco, como si todo lo que hubiéramos visto en el concurso fuera la verdad de la pareja. Olvidamos por momentos que aquí hay piezas en el puzzle que no tenemos, y que por tanto la imagen panorámica de lo que es, ha sido y será Rubén y Chari no lo tenemos. Tenemos que conformarnos con una realidad televisada durante algo más de dos meses y las pinceladas que sus protagonistas nos han dado sobre lo que sucedió tiempo atrás, cuando su vida no se emitía 24 horas al día. Tal vez por eso no me creí a Rubén, llorando desconsolado mientras miraba a Chari con tintes de desprecio ante la chulería de la gaditana. Ya dije que para mí Rubén ha aportado poco a este concurso. Fue bueno al principio, cuando Chari tonteaba con Feroz, y fue malo después, cuando estaba teledirigido por ella y se juntó con Yago. Ahora vuelve a ser el bueno en esta historia, y nuevamente vuelve a ser bueno por Chari. Sin ella, Rubén no tendría sentido, y con la repesca a menos de una semana necesita explotar su faceta más tierna, hacer que la audiencia se compadezca de él y quiera tratarlo como ella no lo ha hecho. Es una gran estrategia, tanto que hasta dudo que haya sido idea del propio Rubén. Tal vez aquí tenga la madre mucho que ver, o quién no nos dice que la misma Chari.

Y es que algunas de las piezas que no tenemos de este puzzle ya nos la dio ella durante el debate. El domingo pudimos ver el vídeo del casting dónde contaba que no estaba enamorada, que era celosa, pasional y una serie de lindezas que con agilidad utilizó Rubén para canonizarse aún más. Y le hubiera salido bien si no llega a ser porque Chari confesó que se trataba de una mentira pactada entre ellos para poder entrar en Gran hermano, y que por tanto no entendía la sorpresa del hasta entonces su novio. Rubén titubeó, palideció un poco y rectificó con torpeza, echando balones fuera para evitar tener que confesar cuál fue su mentira. En menos de un momento, Chari podía desarmar todo el papel que Rubén se había creado, utilizando las malas artes de ella para ser el pobrecito de la historia. La pena es que la credibilidad de ella está por los suelos, por lo que la mayoría habrá interpretado que Chari mentía y que él fue el chico guapo, romántico y gentil al cual ella maltrató. Vale que hay cosas que no me creo de ella, pero menos me lo creo a él.

Antes de acabar el debate, que pude terminar de ver ayer (empieza y acaba muy tarde como para verlo hasta el final) Rubén afirmó que tenía una conversación con Chari que debía producirse en privado antes de cualquier decisión. Pero ella se adelantó y afirmó que daba por finalizada la relación, precisamente para evitar que él fuera el pobre de su historia de amor y ella la maltratadora que lo manipulaba. Luego reculó suavemente, dejando a la elección de Rubén el futuro de la relación. Y supongo que su decisión se verá condicionada por la capacidad de rentabilizar cualquier detalle susceptible de ser vendido en televisión. De momento tenemos la repesca, y él sabe que con ese papel tiene garantizado reengancharse en el concurso. Pero, a nosotros como audiencia, ¿de qué nos servirá Rubén sin Chari?

Supongo que la máxima expectación estaría en la conversación que se produciría entre Rubén y Marcelo, pero que duraría menos de cinco minutos. Después, Rubén orbitaría por la casa con un renovado buen rollo mientras Jhota discute con Terry, Laura se enchocha de Marcelo, Patricia canta Disney, Lydia baila en trikini, Dámaso continúa con su trasformación sexual que no interesa a nadie…. ¿De verdad vamos a dejarnos llevar por la compasión? ¿De verdad queremos otra Cathaisa en la casa?  

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