jueves, 27 de enero de 2011

Yago y "el habla"



Estos días estoy terminando de leer la novela de Javier Negrete –La Atlántida-, un libro de ciencia-ficción y aventuras que me regalaron por reyes, debido a mi interés por el continente perdido. Algo que todo mi entorno conoce perfectamente, después de que en el 2007 me atreviera a escribir una novela inspirada en el mito de Platón. La novela de Javier Negrete narra las peripecias de una serie de personajes que intentan entender el comportamiento anómalo del planeta, pues en cuestión de días entran en erupción una serie de supervolcanes que amenazan con traer una glaciación con la consiguiente extinción de la raza humana. En medio de este caos hay varios personajes clave denominados homo inmortalis, atlantes que llevan con nosotros desde hace un porrón de años, siglos mejor dicho, y que entre sus facultades está el dominio de el habla: una capacidad exclusiva que les permite adentrarse en nuestra mente para manejarla a su antojo, capaces de excitarte sexualmente, matar o pedir ser asesinado.

Que me perdone Javier Negrete por relacionarlo con nuestro concurso favorito, pero es que leyendo sus páginas y después nuestros blogs, no pude evitar acordarme del concursante gallego. No estoy diciendo con esto que Yago tenga esta serie de habilidades innatas, propias de libros de ciencia-ficción y otorgados a seres de más de 3.000 años de edad, pero no me negaréis que la capacidad de persuasión es algo que sobrepasa todos los límites que hemos visto hasta ahora. Lo ya repetido aquí en muchas ocasiones. Yago tiene algo en las distancias cortas que termina quebrando la voluntad de sus compañeros. Los maneja a su antojo, se divierte con ellos como si fueran simples fichas a las que mueve por un tablero, y lo mejor de todo es que, pese a ser conscientes del poder de influencia que tiene, ninguno de ellos consigue resistirse. Es como esos atlantes de Javier Negrete, que con el habla consigue todo lo que se propone dentro de la casa. Menos mal que ese poder no traspasa las pantallas, sino las hordas de seguidores –como dice el Gato (Que por cierto, cuando dice eso no puedo evitar imaginarme a una horda de orcos de Mordor gritando y haciendo sonar sus cuernos de batalla) no serían de Marcelo y Laura, sino de Yago, destinado entonces a superar el récord de votación para ganar Gran hermano.

El elemento desestabilizador repescado ha tenido varios días gloriosos. Ha conseguido envenenar sutilmente a un Marcelo que parecía beber los vientos por él. Consiguió que Laura discutiera, gritase, le llamase “hijo de”, que se separaran y terminasen declarándose odio eterno. Todo esto ha sucedido durante el fin de semana, y con un Yago tumbado en su nicho sin poder frenar sus carcajadas. Se estaba divirtiendo, no cabía duda. Para él era como tener el circo romano a sus pies, el modo de aguantar las horas de aburrimiento en las largas jornadas en la casa. Y es que, por otro lado, es para partirse. Ver cómo el idiota de Marcelo se reconcome el solo para terminar discutiendo con su aliada. Ahora han vuelto, evidentemente en la víspera de nominaciones, pero Yago no dudará en volver a divertirse, sino con la pareja, con cualquiera de los demás, tan susceptibles de ser manejados por su don del habla, como lo es la parejita.

El juego de Yago no termina de calar en la gente. Pese a que lo que está haciendo nos está dando una oportunidad de lujo para ver las verdaderas brechas de aquéllos que se enuncian como perfectos, la audiencia vuelve a recelar de su actitud, posiblemente por miedo al ver la influencia que puede tener. ¿Y si estuviéramos al lado de Yago? ¿Tendría una fuerza similar con nosotros? ¿Podría manejarnos como está haciendo con ellos? Las respuestas puede causar más pavor de lo que se imagina, y por eso muchos prefieren verle fuera del juego cuanto antes.

Pero Yago ha hecho algo importante. Ha conseguido sacar el lado que Marcelo intentaba esconder. Para mí, el malaguita es el auténtico reventado de este año. Es rencoroso, es sibilino, es traicionero, el egocéntrico, excesivamente vanidoso… en definitiva, me parece mala persona. Un estiércol de persona, como él mismo le dijo a Patricia. Su única finalidad es ganar a cualquier precio, sus movimientos dentro de la casa son producidos por una causa y efecto estudiados en función de lo que va sucediendo. Si ha vuelto con Laura no es por amor, ni siquiera por cariño. Es porque, como él mismo ha dicho, su juego está ligado al de ella y desconoce el nivel de apoyo que concentra cada uno, si los fans le siguen a él o a la de Parla. No obstante, sabe que necesita que Laura sea expulsada si quiere ganar, pero tiene que salir sin que él tenga algo que ver. Eso además le dará "el plus de Calimero". Si Laura sale, él podrá venderse cual Rubén abandonado por su Chari.

La careta ya se le ha hecho jirones, y creo que a día de hoy engaña a pocos, aquellos que se quedan simplemente en la fachada, en el bello rostro de la juventud en plena apoteosis. Los que hemos ahondado más allá, sabemos que Marcelo no es trigo limpio, uno de los malos de esta edición más allá de Anup, de Feroz, y tan sólo superado por Yago y su capacidad de hablar. Marcelo se mueve por el odio, por el lado oscuro de la fuerza, concentrado ataques uno a uno mientras con su cara angelical intentar infundirnos pena y conmoción. Sin embargo es un farsante, quién además no tiene ningún impedimento en jugar con las amistades que va haciendo para poder alzarse con el maletín.

La lastima de todo es que hoy la expulsión es cosa del otro grupo. Terry o Catha (Hemos olvidado al coplero para esta tanda, inexplicablemente) dejarán la casa. Por los fans del Marcelo y Laura la expulsada será Terry, principal enemiga de la pareja y quien además tiene opciones a plantarles cara en una final. Sin embargo, por el bien de los que este año simplemente vemos Gran hermano, sin más compromisos y favoritos, deberíamos rezar por la expulsión de Catha (O de Dámaso), concursantes que apenas aportaron a este juego, que tan sólo han aparecido cuando el vacío de la casa no les dejó lugar dónde esconderse. Terry, sin embargo, ha sido todo lo contrario. Ella sí ha sido protagonista de este GH12, y cómo lo es Yago, es un elemento que desestabiliza al otro grupo, un islote que hace que el triunfo de la pareja sea más difícil y laborioso.

Espero que al final se marche Catha, pese a que Arturo dijera Terry en el debate y el Gato pueda tener alguna sospecha sobre que Arturo pueda manejar información privilegiada que le hiciera decantarse por ella pese a que las encuestas marquen a Catha. Después habrá nominaciones en una especie de gincana a la que han llamado “el templo perdido”, al más puro estilo de Indiana Jones. Algo me dice que una vez superada la fase de prueba, con golpes y tortazos al estilo humor amarillo, las nominaciones pueden ser diferentes para cada uno de ellos. Puntos negativos, positivos, comodines, que se nomine desde plató, algo que dependerá de lo que encuentre en la cámara del tesoro. Si esto es así, as estrategias nominatorias se irán al traste. Podemos soñar con Laura, Rubén y Marcelo nominados. Seguro que la de Parla consigue salvarse mientras la audiencia puede quitarse a uno de los farsantes de este año. En fin, seguiré soñando.

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