viernes, 21 de enero de 2011

El plan de la audiencia




En el año 2000 se estrenó en los cines la película Destino Final, que narraba la historia de un grupo de jóvenes que consiguen burlar a la muerte tras la premonición de uno de ellos, que recibe visiones sobre un accidente aéreo del vuelo que iban a coger. El argumento de la película, original en su primera parte y descafeinada en las sucesivas, contaba cómo la muerte volvía a por los jóvenes que se habían salvado, acabando uno a uno en el mismo orden en el que deberían haber muerto en el accidente de avión. Si Gran hermano es una vida dentro de otra vida, es fácil que establezcamos el símil de muerte con cada expulsión. Cuando la audiencia ejecuta el veredicto, el concursante muere dentro de esta forma de vida, si bien es una muerte menos dramática y con pruebas reales de posibles resurrecciones (la repesca).

Los concursantes viven su vida dentro de Gran hermano como los personajes de aquella película. Saben que tarde o temprano la muerte, la audiencia en este caso, llamará a su puerta, y lo hace en un orden establecido que no tiene por qué responder a los argumentos actuales de la casa. Por eso mismo ayer la sorpresa ante la expulsión de Patricia fue mayúscula. En una semana dónde el protagonismo se había concentrado en las discusiones entre Laura, Terry y Marcelo parecía que los que más a salvo estaban eran Marta y la propia Patricia y sin embargo la audiencia se decantó por esta última para sentenciar su juicio, obviando a los tres indiscutibles protagonistas de la semana.

Y es que, como en Destino Final, tenemos un plan urdido en la sombra y que llevamos a cabo con todas nuestras consecuencias. Sí, Terry y Laura habían sido sancionadas por la dirección, pero no era su momento. Hemos preferido dejarlas juntas para ver hasta qué punto se aguantan, esas maneras que tanto nos gustan de estirar la relación, ahora de odio, hasta que se rompa. Marcelo tampoco era el elegido. Este chico, que cada vez me parece peor persona (cizañeo, cobarde e interesado), copa cotas de popularidad altas gracias a su amor de verano como el año pasado Arturo tuvo gracias a Indhira, y de Marta ya no hablamos. La que tiene el récord de nominaciones es siempre ignorada por la audiencia. Sin embargo Patricia había acumulado odios desde el inicio del programa. Sus cantos, sus soliloquios, su actitud infantil fue un oasis entre tanta mezquindad en el inicio del programa, pero a medida que Laura ganaba protagonismo (conectando con el público), Patricia iba calando en la audiencia con peor juicio.

Ayer salió expulsada, y se marchó bajo la sorpresa de su grupo, que de sufrir una baja esperaban que fuera la de Terry y no la de Patricia. Se marchó entre lágrimas, pero sin montar ningún drama ni teatro. Patricia dio evidencias de madurez en un momento como ése, saliendo de la casa compungida pero con la cabeza alta y manteniendo el tipo, hasta que llegó al plató y se mostró tal cual la hemos visto durante estos 100 días. En la casa dejó a sus amigas, estupefactas e intentando comprender qué había pasado para que fuera ella la expulsada. Si bien obvian que la audiencia tiene un plan, su plan. El comportamiento de Patricia había sido mejor, que no bueno, que el de otros compañeros nominados. Pero en nuestro plan, le tocaba a ella.

La derrota del grupo de Terry fue doble tras las nominaciones, pues sus rivales consiguieron colocar a tres de ellos en la línea de peligro sin que ellas consiguieran subir a uno de sus rivales. Por tanto, la semana próxima sufrirán una nueva baja y la capacidad de atacar en la nueva tandas de nominaciones será similar a la que tuvieron Marta y Chari cuando jugaron solas. Seguramente los dos supervivientes de esta semana subirán nuevamente con Lydia. Aunque tal vez hay un modo de evitarlo. La clave la tiene Lydia y su tonteo con Yago. El gallego ya dijo fuera el interés que despierta Lydia en él, en la casa repesca insistió y ahora parece interesado en tener algo con ella. Lo mismo no tanto por lo que pueda sentir hacia la chica, sino más bien por algún interés oculto (Como el de restar protagonismo a Laura y Marcelo). Si se decidieran a tener un mínimo tonteo, Yago no podría nominarla. Y ya sabemos todos que Yago no tiene inconveniente de cambiar de chaqueta. Como siempre he defendido, es un elemento desestabilizador de los grandes.

No quiero acabar hoy sin comentar el pelao de Rubén. Vi en directo cómo Marta le proponía rapárselo, y él, que de personalidad no entiende, empezó a vacilar sin saber pronunciarse con firmeza. Cuando quiso darse cuenta le estaba pasando el 2 en la maquinilla (Aunque ella le dijo el 4) y cómo a Marta no le gustó, sin preguntar ni nada, quitó el cabezal y continuó con el 0. Rubén se quedó con la cara de panoli que pone, en plan “soy un niño bueno que no discute”, sin capacidad de imponerse o reprender a Marta por hacer lo que le viene en gana. No es que le quede mal, pero es que ahora se parece al feroz. Aunque lo mismo le sirve para intimar más con Chari. El nuevo capítulo de la historia de esta pareja está haciendo que Rubén pague con la misma moneda a Chari. Nos están vendiendo la relación con Marta como si fuera algo más, y Chari lo utilizada para devolver los ataques que en su día hicieron contra ella para que ahora los hagamos contra él, acusando de machismo en caso de no verlo igual. Pero el fallo de Chari en su día no estuvo en lo que hizo, sino en lo que dijo. Lo que hizo bien que es cierto que se parece ligeramente a lo que Rubén hace ahora. Pero no vi el pecado entonces, ni lo veo ahora. Más si tenemos en cuenta la amistad que une a la pareja con Marta, compañeros de batallas cuando la casa se dividía en tristes y alegres. De cualquier modo, todo me suena a teatro para recorrer los programas de televisión. Teatro de ella y teatro de él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario