martes, 28 de diciembre de 2010

0,0

Antes de escribir esto quería asegurarme que iba a pasar lo que está pasando en Gran hermano tras la salida de Yago. El líder de los tristes, el padrino, el titiritero de la casa salió expulsado y dejó la casa sumida en un extraño letargo. Ahora mismo, Gran hermano es similar a una cerveza sin alcohol, a un café descafeinado, a una coca-cola Light. Es un buckler 0,0. Un cero de emoción, y otro cero en sorpresa.

Con la caída de Yago podemos decir que definitivamente el grupo de los tristes ha sido extinguido, pese a que aún quedan dos elementos, uno de ellos con los días contados. La casa vuelve a estar unida, con la totalidad de los integrantes en un mismo foco y sin más objetivos a batir, esos objetivos que uno desea sacar fuera. Vale que aún queda Chari, pero los de fuera sabemos que la gaditana se reencontrará con su Rubén este jueves con casi total seguridad, y Marta, aún habiendo renegado de los alegres, ya empieza a ser uno de ellos. No le queda otra si quiere tener un mínimo de relación el tiempo que le quede en la casa (Que puede ser mucho. Personalmente no la veo saliendo de Gran hermano como regalo de Reyes), y ahora por fin empieza a descubrir los matices en sus compañeros que los hace menos malos.

Tras los dos últimos vestigios de los tristes está el grupo ganador: los alegres. Ellos saben que han tenido a la audiencia como cómplice en sus juegos nominatorios. Ellos han ejecutado sus votos y nosotros hemos ido expulsando a sus enemigos, allanándoles el camino hasta el punto, el momento exacto de iniciar una nueva guerra. La guerra civil de los alegres, la que determine cómo de unidos están y quién realmente ha estado unido o simplemente era una persona que sindicaba votos para salvar su culo.

Tal vez por eso estamos ahora mismo ante un gran hermano descafeinado. Es la calma que precede a la tormenta, la que seguramente estalle este jueves cuando el primer alegre se sienta más triste al ver cómo su grupo le ofrece en sacrificio a la audiencia. La gala pasada fue un poco la antesala de esto mismo que digo. Patricia, Catha y Dámaso pudieron comprobar en sus carnes cómo su grupo apenas se acordó de ellos a la hora de votarlos positivamente, y ahora temerán que sí se acuerden de ellos en la próxima tanda de nominaciones, pero ahora negativamente. Esas nominaciones que se hacen de carrerilla: “3 a Marta, 2 a Anup y 1 a fulano por afinidad. No puedo dar más motivos porque no los tengo. A los otros los quiero conmigo”

Y ahí está. “A los otros los quiero conmigo” o lo que es lo mismo: “A ti te quiero menos. Eres prescindible”. ¡Qué palabra tan horrible, verdad! El momento de sentirse decepcionado, separado, y en definitiva, triste.

Aún no sabemos quién será el alegre más triste del grupo mayoritario, aunque los que menos votos tuvieron en positivo es una buena pista para empezar. Por otro lado, parece que entre los alegres ya empieza a resquebrajarse la unión y ellos mejor que nadie saben quiénes son los líderes, o lo que es lo mismo, los próximos enemigos a los que retar en duelo.

Mientras llega o no la guerra civil alegre, podemos entretenernos con sus líderes. La relación de Terry y Jhota es una de ésas dónde la amistad se confunde cuando el aburrimiento asoma, o tal vez cuando tienen de compañeros a la parejita del año dándose arrumacos. Terry ve a Laura a Marcelo, y les tiene cierta envidia. De la sana, que no se me mal interprete. Ella quiere tener algo así y su objetivo es, como era de esperar, su amigo Jhota. Nadie mejor que un amigo para tenerlo de follamigos, que diría Tatiana. Alguien que le dé cariño, besitos y con el que poder reclamar su parcela de protagonismo. Sin embargo, el retrorapero no ha accedido a la petición. Para Jhota, lo de follamigo no existe, y es que, bajo esas gorras grandes y ese pelo rata hay una cabecita más romántica de lo que él está dispuesto a reconocer. El perfil de Jhota no es el del típico ligón, y por lo que hemos podido ver, tampoco es un vacilón sexual. Se divertido, es orgulloso, está malcriado y es un consentido, pero no es un Don Juan que deje chicas en cada puerto. Jhota no folla por follar, y por supuesto que la amistad que tiene con Terry es más importante que un simple revolcón. Afirmación que ya ha dicho varias veces, y de dónde podemos extraer que para él, si se acostase con ella, todo sería diferente.

Por otro lado tenemos a los nuevos amantes de Teruel, los de este año. Marcelo ya ha empezado a cantarnos para que nos creamos eso de “Amo a Laura” aunque él no ha esperado al matrimonio. Se ha puesto en una situación aún más complicada de la que ya tenía. El chico guapo y joven se ha convertido en el secundario en la gran película de Laura. Por que nadie se equivoque. Ella es la protagonista, la chica que entró con novio, la que se empezó a encaprichar del guapo de la peli, la que se debatió entre lo que tenía fuera y las emociones que estaban por vivir en caso de querer dar un cambio a su vida, la que recibió señales de alarma cuando a su madre le subió la tensión por lo que estaba haciendo, la que pese a ello decidió continuar. Laura fue la chica que rompió con su novio por televisión y se entregó a los placeres que Marcelo le ofrecía, la que recibió el castigo familiar que no le envió ni un simple ‘te quiero’ por Navidad… Si tomásemos todas estas cosas y lo adaptásemos a la vida real, estaríamos ante un guión típico de las películas que Katherine Heigl protagoniza, una comedia romántica de gran inversión publicitaria y galardonada con un puñado de premios.

Laura es la protagonista indiscutible de esta edición, como lo fue Indhira el año pasado. Y lo mejor de todo es que se empieza a perfilar como una posible ganadora, obviando por una vez la espada moral que la audiencia clava cuando los concursantes hacen cosas políticamente incorrectas. Y ella ha hecho lo suyo, más que suficiente para que estuviéramos frotándonos las manos para iniciar nuestra caza. Sin embargo Laura nos encanta y muchos ya piden su victoria. Nos hemos vuelto adictos a todo lo que le pasa a esta chica, tal vez por que somos conscientes de, lo que le ha pasado a ella, podría habernos pasado a cualquiera. Y eso nos encanta. Laura es la primera de esta edición que ha atravesado la pantalla y nos ha tocado.

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