martes, 23 de abril de 2013

Nos vendieron humo

Igor domina su entrevista dejando en evidencia a una presentadora claramente reventada.

Tras la, finalmente, inevitable salida de Igor, ayer pudimos tener la confirmación de lo que ya muchos sospechábamos en todo lo referente a la relación del vasco con Miriam. Gran hermano nos vendió, descaradamente, humo. Como lo hizo con la falsa expulsión disciplinaria del DJ por montajista tras haber participado ellos mismos en el supuesto montaje invitando a Eva a entrar en la casa. Nos vendieron algo diferente a lo que estaba sucediendo y ayer se vio claramente.

Yo no quería la expulsión de Igor aunque ya hace mucho tiempo que se cayó de mi lista de favoritos, mientras subía su paisana Argy. Pero el rol de este personaje aún tenía mucho que ofrecernos en la casa: su incipiente conflicto con Adrián, la tensión entre Sonia, la atracción con Yesica, y el apoyo que venía ofreciendo a varios compañeros; como Kristian o Argy. Por tanto, Igor aún tenía mucho recorrido aunque ya sabíamos todos que sus opciones de ganar se diluyeron al tiempo que se dejaba acariciar por Miriam. Aun así, el vasco ha sido expulsado  mientras dejábamos dentro a concursantes que aún no han sabido aprovechar su paso por la casa: como esa ex-pareja que entraba para darnos muchos momentos y hasta la fecha solo nos han dado sueño.

La entrevista fue maravillosa. Pero no por Mercedes Milá, sino por el propio Igor que no tardó en empezar a merendarse a la presentadora con mucho estilo; manteniendo la calma, con sinceridad, con aplomo y logrando evitar fórmulas que le hubieran hecho perder la razón. Mercedes arreó una y otra vez contra él, casi a la desesperada, con el intento de hacerle quedar como un vil personaje, un golfo que se había aprovechado de una mujer en vísperas de su boda, que se había reído de su todavía esposa, y en definitiva de toda la casa. Igor hubiera hecho muy mal si no hubiese medido los tiempos y de primeras hubiera soltado lo que muchos ya hemos visto. Muchas imágenes y conversaciones están sacadas de todo contexto, adornadas y montadas para que la audiencia crea una historia completamente inventada por la dirección solo para generar más espectadores en las galas de los lunes. Porque ésa es la realidad. 

Las caras de Igor viendo los vídeos eran tan o más expresivas que los argumentos que fue dando. Incluso parecía divertido, al igual que pasó hace dos semanas con Miriam, al ver la que se había montado fuera por unos abrazos y unos besos en la mejilla, coloreado de comentarios inocentes, bromas y, si, el tal vez único fallo de Igor en la casa: compartir con resto de compañeros sus sospechas de estar jugando a un juego peligroso. Porque no hay duda que Miriam y él jugaron a algo peligroso y flanquearon en muchas ocasiones la línea de lo tolerable por Miguel, único damnificado. Aún sin hacer nada, él comprendió que Miguel podía estar ofendido y que Miriam, a lo mejor, podría estar confundiendo las cosas sin valorar lo que tenía fuera. Ya está. No había más de donde raspar a esta «relación».

De todas maneras, Mercedes siguió insistiendo en hacerle quedar mal para que el plató, como si de un circo romano se tratase, jaleara y gritara para que lo echaran a los leones. Cuando veía que no conseguía lo que quería, regresaba al mismo y manido argumento y a la misma mímica con las manos para decir que follar no habían follado pero que todo lo demás, sí. No sé por qué le cuesta tanto trabajo reconocer que Miriam no masturbó a Igor, que no se enrollaron nunca, no follaron… y que su máximo pecado está en dormir juntos, algo acaramelados y con las piernas entrelazadas. ¡Por supuestos que Miguel tenía derecho a enfadarse por esas imágenes! Pero era algo que le correspondía solo a él y el «castigo» solo a Miriam. Pero jamás a Igor.

Miriam ayer tuvo por fin lo que quería. La salida del vasco sirvió para que ambas versiones coincidieran al 99% y por tanto, ya que la cámara no capta lo que pasa debajo de las mantas y tampoco penetra en las mentes de los concursantes para saber qué piensan, nosotros debemos quedarnos con lo que sus dos protagonistas han dicho, por mucho que Milá quiera hacernos creer. Flaco favor, por otro lado, hizo Miriam a Igor durante las dos semanas que ha estado ella fuera. Si tan amigos eran y tanta estima le tenía, no debería haber aplazado muchas de las respuestas a la salida de Igor para que él se explicara. Con esas respuestas, solo alentó la expulsión de quien fuera su apoyo más importante en la casa, al tiempo que crecían las ansias de la audiencia en conocer las respuestas. 

En el intento de «quemar» a Igor en la hoguera para que sirviera de escarnio público, Mercedes dio tristemente varios pasos más allá. Primero arremetió contra la madre del vasco por algo que todos hemos visto. La semana pasada fue ella, y solo ella, quien alentó el aplauso del plató cuando le comunicó que estaba nominado. Esa manera de decirle: «Igor, ¡estáaaaas nominado!» fue clave para promover el aplauso de los presentes. Que después lo defendiera aludiendo a un acto de libre opinión cuando en otras ocasiones lo ha reprendido fue un episodio de soberbia e hipocresía. Luego arremetió contra Ainara porque, evidentemente Ainara fue invitada no en calidad de defensora de Igor, sino como su azote. Ya solo la manera de sentarla, al lado de la madre de Igor y a dos pasos de Miriam, lo decía todo. Es más, hasta nos vendieron por Facebook que Ainara y Miriam se verían las caras, como si fuéramos a asistir a una pelea en el barro. Ainara, brillante, no entró en ninguno de los conflictos que Mercedes tenía preparados. Ni se encaró con Miriam y ni mucho menos dijo nada fuera de lugar a Igor, lo que disgustó a Mercedes Milá e incluso llegó a decirle que si no iba a decir nada «de lo planeado», que se marchase. Y ya la gota que colmó el vaso fue cuando trataron el tema del asalto de la despensa de la madrugada del domingo, culpando a Igor de algo que el año pasado aplaudió a Pepe Flores… Contrasta mucho que arremeta contra Igor por comer a altas horas de la noche y sin embargo defienda a Desirée restándole importancia en el robo del maquillaje de Argy.

Vamos, que simplemente, Mercedes ayer estuvo patética.

Si algo me sorprendió ayer de Igor fue su modo de despedirse. Este año parece que lo de no meter información del exterior es algo secundario. En realidad ya da igual tras la entrada de tantos concursantes de manera escalonada, conversaciones con novios y familiares por teléfono bajo el patrocinio de LINE, los del megáfono haciendo de las suyas en el exterior de la casa… Y mientras siempre se ha procurado que la despedida no introdujera más de lo que tenían que saber, este año la despedida se ha convertido en una especie de voto negro similar al que había en las primeras ediciones de Supervivientes. Igor soltó una buena a Sonia, dejándose guiar por los vídeos de hace un mes aproximadamente en el que los dos expresaron su desconfianza hacia el otro, aunque más tarde se arreglaron, sobre todo tras la salida de Miriam. Es de justicia reconocer que Sonia estuvo con él, al igual que Raki, apoyándole. No obstante, hubo algo que me mosqueó mientras Igor se despedía. Tras hablar con Kristian, le enfocaron a Sonia. Igor empieza a hablar a la doctora y de repente, titubea y dice «Me han pedido… bueno, que tenga que decir las cosas como las pienso». ¡¿Quién le ha pedido?! Y ¿qué puede pensar si apenas ha visto videos de Sonia? No sé… me huele a chamusquina. Y mira que Sonia no es santo de mi devoción. 

Ayer nominaron normal, sin que el azar entrase en acción, y nos dejaron unos nominados muy apetecibles: Adrián, Nacho y Yesica. Coincido con Susana en el análisis que hace de Adrián. Se ha convertido en el tercer gemelo. No me gusta su modo de actuar, las maneras que tiene de expresarse, ni como ha gestionado el rechazo de Yesica. Me parece un perfecto reventado que habría que indicarle dónde está la salida y bajarle los humos. Aunque si se va Nacho o Yesica tampoco es que perdamos mucho. Tal vez, si me decanto por Adrián, es simplemente por debilitar el grupo de los gemelos. Nada más.

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