martes, 9 de abril de 2013

La letra Escarlata

Gracias, Miriam.



Ayer se celebró el juicio. Sacamos a Miriam de la casa, la llevamos al plató y al fin pudimos ponerle la letra Escarlata, aquella señal que se usaba en el siglo XVII para marcar a las mujeres adúlteras y que debían pasar por las calles con ese símbolo para que todo el mundo supiera su pecado. Sometida al escarnio público, a la humillación… Ya Miriam tiene su letra escarlata. Tranquilos, amigos de buen corazón y honorable honra. El buen nombre del noble Miguel ya ha sido limpiado. Cuando la veamos por la calle podremos escupirla, insultarla… Es una vil ramera que merece que la repudiemos. ¿Verdad? Y que suerte tuvimos que esta audiencia cargada de moral no expulsara a los gemelos, que han demostrado su agresividad verbal y contra el mobiliario de la casa. Entre la violencia y el adulterio ¡¡Qué bien que castiguemos esto último!!

La gala que vimos anoche fue una de las más emocionantes y más tensas que recuerdo de todo el programa. Yo ya llevo días empezando a dudar de todo lo que he visto, de lo que se dice en la casa y sobre todo de lo que realmente han hecho Miriam e Igor dentro de la casa. No puedo evitar dudarlo, y se me viene a la mente las palabras de Nacho en Gran Hermano 1, cuando tras salir expulsada María José le decía a Jorge: «Esto es tele». Exacto. Es tele, es un programa que este año ha tenido serios problemas de audiencia, aunque hoy ya ha remontado del todo y ocupa el lugar que merece. Pero no puedo olvidar que para conseguirlo, han tenido que echar toda la carne en el asador: metieron a la novia de uno, luego se inventaron una expulsión disciplinaria cogida con alfileres, luego entraron unos gemelos, un personaje pintoresco… y lo último una chica despechada que quiere que su exnovio la vea todos los días en televisión y resulta que detrás aguardaba el ex para compartir la experiencia con ella. 

En lo que respecta a Igor y Miriam, llevo tiempo pensando cuánta verdad hay y hasta qué punto son legítimas las acusaciones del ente supremo llamado audiencia. Aunque hay que decir que ella salió con un 41% de los votos, porcentaje no tan elevado en parte gracias a la mezquina actuación de los gemelos Montoya con Argy durante este fin de semana, y por el cual han sido merecedores de una nominación disciplinaria. 

En primer lugar es innegable algo que ni la misma Miriam es incapaz de negar. Las imágenes de ella abrazada a Igor ya son en sí mismas una falta de respecto a la persona que hay afuera. Puede que no hayan follado o que ni siquiera se hayan enrollado. Simplemente fueron encuentros nocturnos, cargados de mucha tensión en la que es muy complicado definir hasta qué punto se cruza la línea peligrosa. Hubiera sido preferible que aquellas imágenes jamás se hubieran producido, algo que solo los dos implicados pudieron haber hecho. Besos en la mejilla, en el cuello, conversaciones subidas de tono justificadas bajo la sombra de la broma… Da igual, Miriam. Ya solo eso ha faltado el respecto a Miguel. No hay infidelidad en el término estricto de sexo explícito pero sí la hay de otro modo.

Quiero pensar que Miriam, con todo lo que haya vivido antes de entrar aquí, llegaba al concurso con una vida atada, ordenada y programada de cara al resto de años de su vida. Su círculo era sólido y sus sentimientos hacia Miguel era una gran base en la que se había asentado el proyecto de boda que tenía fijado para dentro de unos meses. La casa le dio un auténtico vuelco. Desprovista de su novio, rodeada de gente desconocida, viviendo algo que solo estaba reservado para ella… Sinceramente, la situación pudo con ella, la confundió y se dejó llevar pensando que aún no había cruzado los límites peligrosos por los que se movían, aunque entendía que su prometido pudiera estar ofendido. 

Me molesta mucho que aquí fuera nos hayamos empecinado todos en obligar a Miriam a reconocer lo que queremos que reconozca. Ayer en la gala hubo comentarios de muy mal gusto y de dudosa utilidad. Más bien, escuchando a antiguos concursantes y a la propia presentadora, parecía que lo que le decían solo era para jalear el circo romano en el que se convirtió el plató ante una Miriam que estaba a punto de ser lanzada a los leones. Todos insistían una y otra vez en lo mismo: ella estaba enamorada de Igor y tenía que reconocerlo. Como si el hecho de haber visto unas imágenes y unos comentarios siempre descontextualizados y adornados con música, zooms y demás recursos audiovisuales  nos hubiera dado la llave al corazón de Miriam. Es como si nosotros supiéramos mejor que ella lo que siente. Especialmente grotesco fue el comentario de Laura Campos, la otra letra Escarlata del programa pero a la que aplaudimos en su día porque su familia la victimizó tras el bochornoso comportamiento que ella tuvo con Samu. Y estoy de acuerdo con algo que vimos en un video de Miriam, cuando sus compañeros le preguntaban tras hablar con Mike el jueves si ya era libre para echar un polvo. Miriam, para mí, estuvo soberbia: «No. Tengo que salir de aquí y hablar con él. Una relación de cinco años no se puede romper así». No hacía referencia a que no pudiera romperse, torres más altas han caído, sino que de romperse tenía que hacerse tras una conversación cara a cara, y no de una manera cobarde en un confesionario diciendo: «Es lo que hay», gesto que parece que honra a la de Parla que no tuvo inconveniente en arrojar piedras a la nueva letra Escarlata. Claro que con ella nosotros fuimos más generosos, porque en lugar de piedras le lanzamos el maletín. 

Miriam pudo equivocarse mucho, pero no puedo evitar quitarme el sombrero por la tremenda generosidad que tuvo para el concurso y la dirección. Hizo bien en remarcar que la conversación en la que decía que el cura no la iba a casar estaba completamente descontextualizada, haciéndonos creer que estaba diciendo otra cosa cuando en realidad hablaba del posible problema que podía tener al no finalizar los cursos prematrimoniales al estar todavía en el programa. Y aun así reconoció que las imágenes nocturnas las había protagonizado ella, sin cuestionar los excepcionales montajes de la dirección para hacerlos más vendibles a la audiencia. El año pasado vimos como Noemí no era tan generosa, y pese a ver todas sus mentiras editadas, siguió reconociendo que no lo había hecho. Miriam no ha sido así. Miró al frente y se reconoció… Otra cosa es que comparta lo que se haya vendido y eso es lo que tiene que hacer entender a Miguel. Como decían en Vertele hace unas semanas, el espíritu de Confianza Ciega hace tiempo que emerge en Gran Hermano (no en vano ambos programas eran de la misma productora).

El problema que tendrá con su novio ya no es tanto las imágenes… sino lo que ella misma ha dicho por su boca con el agravante de humillación pública. Si los dos quieren arreglar algo, aunque luego no quieran seguir su relación, deberían sentarse, poner la televisión y visionar cada una de esas imágenes. Miriam debe contextualizar a Miguel cada una de esas frases que sueltas y montadas mientras dormía con Igor, aliñaban la ensalada perfecta de infidelidad que han vendido a la audiencia. No debemos echarnos las manos a la cabeza porque diga: «Si yo no siento lo que tengo que sentir, no me caso» ¡¡Claro que no se casa!! Ni ella, ni nosotros… Solo un imbécil o alguien que va a dar un braguetazo se casa sin sentir lo que tiene que sentir. Puede que Miriam solo estuviera hablando sobre su decisión de casarse, convencida de que lo iba hacer por los motivos correctos, pero si cogen esa frase suelta y la alternan con las noches en la cama de Igor… Ya tenemos telenovela para rato.

Por suerte ella es fan del programa y creo que contaba con algo así. Por eso la vi al principio de la entrevista hasta casi divertida. Llevaba días intentando imaginar qué se había visto fuera y seguro que ya se imaginaba vídeos como los que vio, por el cual entendía el enfado de su novio pero por el que le era imposible evitar reír al ver cómo se había descontextualizado su realidad, a la que parece no tener derecho a defender. Sin embargo, mientras ella reía los demás en plató brotaban de ira. Querían verla llorar y no pararon hasta que lo consiguieron. Porque afuera Miguel ya ha llorado en la revista Sálvame… y «ahora debes llorar tú».

El peor momento probablemente fue cuando vio el vídeo de Igor. Las palabras del vasco han sido esenciales para crear esta historia. Nadie duda de que ella se sintió atraída por él, ella misma lo reconoció sin rasgarse las vestiduras, pero flaco favor le hizo el vasco cuando fue como un correveidile, como si el alma de Noelia le hubiera poseído, diciendo a todos que ella se estaba enamorando y confesando que había habido tocamientos. Pero yo creo a Miriam. Creo que Igor es el típico tío con la vanidad cargada, de ésos que comen una y cuentan veinte, que se jactó de decir por la boca lo increíble que es y como la tenía a ella… Lo que no sé es si este vídeo fue el detonante para que ella fuera así con él en la despedida, si lo hizo por recomendación de alguien o simplemente por la presión del circo romano que quería más sangre. En este caso la de Igor.

Me gustaría comentar más cosas, pero creo que la entrada de hoy merece dejarlo aquí, en Miriam: una de las protagonista de esta edición Gran Hermano. Coincido con las palabras de Mercedes Milá al recibirla en plató. Probablemente haya perdido más de lo que ha ganado… O tal vez no, porque aunque no sea popular esto que voy a decir, tampoco me trago a la víctima de Miguel.

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