martes, 29 de mayo de 2012

Pepe, solo Pepe


Pepe, el ganador 12+1 de Gran Hermano.

Tras 133 días, GH 12 +1 llegó a su final en una de las ediciones más especiales, divertidas e innovadoras de todas las que llevamos. Era la edición de la superstición, la que traería mala suerte y la que sufrió cambios de horarios, ultima horas improvisadas, duplicidad de galas… y aun así nos lo hemos pasado en grande y el programa ha logrado reinventarse y mejorar a su predecesor, esa duodécima edición que a tan pocos gustó.

Al final ganó el alma del concurso, el líder, el suicida que fue a pecho a descubierto. Ganó Pepe, Pepe Flores… y solo Pepe. Nadie más que Pepe.

El año que viene, cuando estemos en la final de GH14 y nos pongan el vídeo que recuerde a todos los ganadores, volveremos a ver a Ismael, a Sabrina, a Javito, a Pedro, a Nuria, a Juanjo, a Pepe H., a Naiala, a Judith, a Iván, a Ángel, a Laura… y a Pepe Flores. Solo a Pepe. Otra cosa es que este año donde todo se ha reinventado para darle la vuelta a un programa para muchos desgastado (hasta ahora) diera la oportunidad de dar el premio Ikea: un premio decorativo para el mueble que cada finalista elegía entre los que quedaban. Un mueble que, para Pepe, más que armonizar le hizo un poco más feo. No me cabe ni la menor duda que hubiera elegido a otro de haber podido, como esa Marta (ya ocupada por Aless) o esa Pipi (que por entonces aún optaba a ganar el verdadero puesto de ganador). Pero vayamos al inicio de la gala.

La final de este año nos dejó un podium extraño. Aless, que consiguió proclamarse el primer finalista ganando la batalla a María y Dani, quedó cuarto perdiendo curiosamente contra ellos. Podríamos buscar muchas explicaciones a este fenómeno, pero creo que lo más probable es que, cuando ganó fue promovido por el morbo de ver cómo salía (creyéndose expulsado) y veía los vídeos de Brasil. Una vez visionados los vídeos, ese aliciente ya desapareció y por tanto ya no contaba con el apoyo de la gente que le votó entonces para convertirse en finalista. En su primera entrevista, Aless ganó muchos apoyos y fuimos muchos quienes le veíamos cogiendo el maletín tras meterse en el bolsillo a gran parte de la audiencia. Pero los familiares de Pepe no recomendaron a su amigo que escogiera a Noemí por gusto. Sabían el efecto que tendría la canaria en el italiano. Y además de sumar apoyos en el bailaor, consiguieron que Aless los perdiera.

A Aless se le pondría una piedra importante en el camino con el regreso de Noemí. Comedido, gentil, amable y con una gran capacidad de empatía, Aless no supo torear en la plaza que le pusimos. La situación se le vino grande con los continuos acercamientos y posteriores distanciamientos y eso, en un programa donde el nivel de exigencia es mayor con los hombres, le pasó factura. No me cabe la menor duda que aquí volvimos a aplicar una vara de medir distinta. En GH11 la mayoría entendía y justificaba los regresos de Indhira al lado de Arturo, pese a las formas y desprecios que éste le hacía. Lo entendíamos porque la india estaba enamorada. Cuando le damos la vuelta, lema tan utilizado en la presente edición, a él lo tachamos de calzonazos… o peor aún: es que en realidad solo piensa con la polla. Fuimos muy pocos los que veíamos que Alessandro estaba enamorado y que encerrado en una casa con la persona a la que amaba, era casi imposible mantenerse fiel, como le pasaba a la misma Indhira o a Laura de GH12, a la actitud que nos mostró el día que salió como primer finalista.

Dani quedó tercero… y curiosamente salía perdiendo contra María, a la que ya ganó cuando fue elegido el segundo finalista. Aquí la explicación es sencilla. Dani se creció demasiado tras conocer que gustaba. Dejó de ser irónico o tener ese punto de impertinencia que tanto gustaba para dar paso a un Dani reventado, grosero y cargante. Hasta sus bromas ya quedaron lejos de ser graciosas. Eran preparadas, sobreactuadas y poco creíbles. Si es importante saber perder, también puede serlo saber ganar y Dani no supo ganar. No obstante quedó por encima de Aless, que seguramente ya era más de lo que hubiera merecido. Verlo en las últimas semanas en la casa solo sirvieron para arrepentirme de haberlo defendido y para echar de menos a un Hugo que hubiera merecido mucho más llegar a la final junto con sus dos amigos, que al amigo de Ari.

Lo de María fue distinto. Creo que su paso y la posición en la que terminó es una gesta digna de alabanza. Expulsada para más tarde ser repescada y de perder hasta tres veces la oportunidad de clasificarse a quedar por encima de Hugo, Pipi, Aless y Dani. Vamos, por encima de todos salvo de Pepe. Si no ganó fue por su condición de repescada, porque es muy difícil que valoren tu estancia en la casa habiendo otros que llevan el doble de tiempo ahí encerrados. Pero María supo enamorar. Lo hizo cuando fue elegida la cuarta, cuando pidió a Pipi de +1, y ayer lo volvió hacer con la generosidad que derrochó ante todos sus compañeros. No fue una gran protagonista, aunque sí una pieza clave de esta edición. Fue quien desestabilizó a Hugo, quien consiguió que todos reparásemos en este muchacho y fue el azote de Noemí, la que evidenció sus mentiras y quien consiguió sacarla de quicio con solo su presencia. Recuerdo que hace mucho, con ella recién llegada a la casa, dije que había llegado hacer muchas cosas sin tan siquiera proponérselo. Ésa era su virtud, la que la convirtió en una digna segunda finalista.

Y por último, Pepe… el líder, el héroe, el protagonista de esta edición. Sobre él giraron diferentes tramas con distintos concursantes. Varios conflictos con Juan, Cristian, Aristidín, Verónica… pero si por algo destaca Pepe es por haber sido un tío noble y leal que supo formarse un buen grupo de amigos: Marta, Pipi, Hugo, Aless, Mary Joy, Noemí, María… Pepe ganó sin tener que ser parte del grupo minoritario o tras haber sido nominado en todas las ocasiones, como normalmente ha pasado (Iván, Pepe H o Juanjo fueron grandes ejemplos) sino que ganó partiendo del corazón del grupo de este año. Fue tal el cariño de sus compañeros que hasta tuvo la mala suerte de no contar con varias posibilidades para llegar a la final, como pasó con Hugo y María, aunque a él le bastó con una sola. No fue la víctima, sino el jefe, el cómplice de las fechorías… lo que le convierte en un ganador muy diferente a otros perfiles. Su victoria puede ser discutida en muchos sitios… aunque nadie negará que tuviera un gran apoyo al tener a Noemí al frente. La verdad es que la elección de esta +1, más -1 que otra cosa, fue algo casi romántico. Héroe y villana, unidos en un mismo pack. Era la manera de redimir a la audiencia tras haber expulsado a Noemí con más del 50% de los votos, obligándola a hacer triunfar a la villana si quería alzar a lo más alto al héroe de esta edición. Fue algo casi sacado de una tragicomedia. El bueno y la mala condenados a entenderse, atados a unas mismas cadenas y unidos a un mismo destino. Yo reconozco que no lo compré. Dejé que esta enigmática edición se resolviera sola, incapaz de premiar nada a Noemí. Aun así, celebré su final, su digno y merecido final, deteniéndome en aquella imagen en la que Pepe volaba colgado de un arnés… Ahí estaba él. Solo él. El ganador… mientras, la villana aguardaba tomando café en la cafetería más cercana. Ella tendría su premio, pero jamás el reconocimiento. Eso, solo le corresponde a él. A Pepe. Solo Pepe.

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