martes, 22 de mayo de 2012

María, cuarta finalista

María, la gran amiga.
Se levanta la persiana de la sala insoronizada y aparecen María y Pipi, las dos abrazadas, con la expresión seria y llenas de nervios. Aún no sabemos quién de las dos pasa a la final. María da por sentado que será Pipi, Pipi también debe creerlo mientras en el plató y en nuestras casas damos por sentado que así será. De fondo hoy han puesto música, Chasing Cars de Snow Patrol, y durante ese breve instante en el que las dos miran expectantes todo su alrededor, como si fueran las víctimas de algún sacrificio, todos aguardamos la decisión de la audiencia. Ha estado muy ajustado. 51% frente al 49% y eso choca. En la mayoría de las encuestas Pipi ganaba con una holgada mayoría. Mercedes está abajo, ellas arriba, y el sobre rojo está a punto de ser abierto. El tiempo transcurre lento, la emoción puede cortar el aire y yo, desde mi sofá, solo puedo pedir que en ese sobre esté el nombre de las dos.

Sería justicia poética que las dos tuvieran el pase a la final, pero la poesía se quedaba en solo eso: poesía. En el sobre estaba escrito solo el nombre de una, la otra quedaba eliminada. Llegó el momento y retumbaron los primeros graves de esa banda sonora que conocemos a la perfección cuando Mercedes va a comunicar algo importante: «La audiencia… ha decidido… que la cuarta finalista de Gran Hermano 12+1 sea…» -máxima expectación…- «¡¡María!!». Y volvimos a dar la vuelta.

Contra todo pronóstico, María ganó a Pipi en la cuarta y ultima ocasión que tenía para llegar a la final. Sindia, ya convertida en Pipi, solo Pipi, primera +1 de esta edición y concursante que había vivido todo, quedaba fuera. El plató se inundó en un gran aplauso, María no daba crédito mientras Pipi la felicitaba, aun sin ser consciente que no volvería a la casa a terminar de vivir los siete días que quedan de concurso junto a sus dos amigos, Pepe y Marta. Pero ¿qué había pasado?

El gato ya nos vino avisando el viernes, tras la salida de Hugo, del posible repunte de popularidad de María. La entrevista al del pirineo había sumado muchos enteros a la jerezana. Tan solo necesitaba que los suyos pusieran toda la carne en el asador mientras los seguidores de Pipi se dejaran llevar por las encuestas y dieran por evidente su triunfo. Y así pasó. Los de Pipi no votaron como correspondía presumiendo una victoria fácil y María acabó ganando la partida. Las redes no tardaron en hervir de indignación, mientras Pipi esperaba en algún lugar y empezar a ser consciente que quedaba fuera, y María ya sentada, aguardaba para la entrevista. Las acusaciones de tongo empezaron a sucederse, pero yo hace tiempo que dejé de creer en la trampa en GH. Al concurso le iba bien la entrada de cualquiera de las dos. Si ganó María, fue porque los seguidores de Pipi no votaron. Y es que ¿quién hubiera pensado que perdería contra quien ya lo había hecho tres veces? María perdió la batalla contra Aless, contra Pepe… hasta con Dani… Pero ganó a Pipi. El público quedó desolado, pero era una justa victoria.

María cumple así algo que ya se está convirtiendo en algo habitual. Desde GH11, algún repescado consigue colarse en la final. Pilarita, Yago y ahora María. Tal vez María tenga hasta más mérito, puesto que ella se ha metido no por haberse salvado de las nominaciones clave o porque consiguiera pasar inadvertida, caminando de puntillas en las últimas expulsiones. María llega a la lista de finalistas gracias al voto positivo. Está ahí porque la gente la votó, y esta vez pagando.

Evidentemente su entrevista sería más corta. Escondida en algún lugar aguardaba Pipi, cuya entrevista debía englobar los más de 116 días que llevaba dentro. Con María solo había que hablar de lo que había pasado en su segunda estancia y todo giraba básicamente en dos tramas: Hugo y Noemí. Podían haber hablado de muchas más cosas: las bromas pesadas de Dani o la desconfianza de Pepe entre otros asuntos. Pero son cosas del Prime Time. No hay tiempo para todo.

En la parte que Mercedes preguntó por Hugo no vi a una María precisamente cómoda. Ni cuando estaba a solas con Mercedes ni mucho menos cuando Hugo subió a la sala. No se atrevía a pronunciarse al respecto, con miedo a que los tres días en los que estuvo separada de él hubiera habido cambios significativos que la hicieran quedar como una tonta. Estuvo pausada, dejando que los silencios llenaran lo que no se atrevía a decir con palabras, sin hacer sentencia alguna, ni conclusiones, asumiendo casi con la misma actitud de Hugo del jueves pasado, todo aquello que pudiera ver por la pantalla.

Ahora, distinto fue cuando tocó el turno de hablar de Noemí. Fue empezar a hablar sobre la canaria y la jerezana comenzó a venirse arriba. Por fin tuvo el reconocimiento que tanto buscaba. Ella tenía razón a todo lo que había dicho en la casa, mientras Noemí seguía con sus mentiras. Cuando Hugo reconoció su equivocación, vi a una María victoriosa. Puede que no haya sido precisamente la mujer que arrasa por donde pasa, tal y como nos vendió en el vídeo de presentación, pero María ha sido, ante todo, una chica correcta y educada que siempre supo estar en su lugar. Fue buena compañera, que supo perdonar cuando tenía que hacerlo, sin rencores, sin excesos de protagonismo y generosa con quienes estuvieron a su lado. Y ayer fue una buena demostración de esto.

Finalizada la entrevista, María debía elegir a su +1. Todos asumíamos que se decantaría por Hugo, casi con la misma convicción que habíamos tenido cuando pensábamos que Pipi sería cuarta finalista. Mercedes le insistió antes de irse a la publicidad que pensase el nombre de su elegido, sobre todo para que le ayudara en los problemas que pudiera encontrarse a su regreso a la casa. Casi parecía un mensaje para que optase por Hugo, que había plantado cara a Noe en la última despedida. Entonces María fue a decir algo, pero se calló. En su mente había otra opción aparte de él. Publicidad en un bloque corto y a su regreso, Mercedes comunicó que podía elegir entre Azucena (Zulema no estaba presente) hasta Sindia, última eliminada. Y entonces llegó la poesía. María pidió a Pipi. Y volvimos a dar la vuelta.

María partió hacia la casa y la puerta de Gran hermano se abrió para recibir a Sindia Arcos, a Pipi. Y ella llegaba temerosa, afligida, apenada. Se había quedado a las puertas de la final y debía regresar a una vida que seguramente ya sabía que sería imposible. Pero aún quedaba lo peor: ver su paso por la casa.

Pipi, con ese carácter risueño y a veces sobreactuado, ha sido muy generosa con la audiencia. Nos ha permitido entrar en rincones muy profundos de su alma y hemos podido ponernos en su piel en infinidad de ocasiones. Su relación con Pepe, las dudas sobre su vida fuera, la irrupción de Sergio en el programa y el drama que todos pudimos ver fueron momentos clave para entender su paso por el concurso. Reventolandia volvió hacer acto de presencia reclamando algo de atención: Sergio, Cristian y hasta Azucena, que se suma así a la grada de reventados (Debe ser alguna epidemia) intentaron reclamar el protagonismo. Consiguieron ser TT, así que supongo que misión cumplida. Faltaba el pater para defender una relación de pareja a la vieja usanza en la que el hombre quiere que su mujer vaya tapada para que solo la vea él y hasta se permite decir que no debe pensar por sí misma.

El vídeo de Sergio es uno de los más asquerosos que hemos visto en GH, junto con el del Cristian hablando de las virtudes de la lavadora y la plaga de maricones. Es una gran demostración de cómo un hombre domestica a una mujer para que haga lo que él quiere. Y con una gran maestría, todo hay que decirlo, pues en los vídeos pudimos ver cómo discutían y él conseguía quedar a los ojos de ella como la víctima. Ayer Pipi pudo ser espectadora de su propia historia y pudo ver desde fuera lo que no podía ver en primera persona. Comprobó los desplantes de este abanderado del amor, los desprecios, el burdo intento de controlar… Por suerte Gran Hermano ha pasado por Sindia y ahora es Pipi. La que viste como quiere, la que baila, disfruta y siente. Pipi ayer no se dejó domesticar. Se creció como nunca antes había hecho y sacó las uñas como una gata cuando Sergio empezó a meterse con su madre. Parecía como si en cualquier momento fuera a poner el fin de su relación: ahí mismo, en directo, en el plató… Al final no lo hizo, aunque creo que hay cosas que no necesitan palabras. Esa relación ya está herida de muerte. Finito.

El momento dulce regresó tras el duro enfrentamiento que tuvo con su novio, cuando le pusieron las imágenes de lo que había pasado en ese mismo plató hacía poco más de una hora. En la sala, María se giraba para echar una última mirada a la grada de exconcursantes, como si pidiera perdón a Hugo: «Elijo a Pipi», y Pipi se echó a llorar. Regresaba a la casa, sin opciones de llevarse el maletín de los 300.000, pero podría estar entre esas paredes, con Pepe, con Marta, con María… el clan bizcocho al completo para vivir una final, que se resuelva como se resuelva, será mágica.

1 comentario:

  1. PEPE EL BAILAOR Y SU +1 NOE GANADORES
    LA VICTORIA = PEPE + NOEMI !!!

    ResponderEliminar