martes, 22 de marzo de 2011

No todos llevan la misma carga


Gerardo, la carga más pesada de este reencuentro.

Los primeros días de reencuentro ya están dejando en evidencia la mayor de las diferencias entre las parejas participantes. No era algo muy difícil de ver y que todos sabíamos que veríamos aflorar más pronto que tarde. No todas las parejas llevan la misma carga. Ya no lo digo exclusivamente por la relación que pueda unirlos, sino por la relación que cada uno, de manera individual, mantiene con la audiencia.

No llevamos aún ni una semana de concurso y ya hemos tenido unos cuantos enfrentamientos, que no hemos podido seguir como nos hubiera gustado debido a la nula cobertura de lo que sucede en la casa de Guadalix. Tan sólo hemos tenido algunos retales en el debate del domingo, presentando gratamente por Chritian Gálvez, y en el resumen de ayer.

Lara, de las Joyas, ya ha empezado a nombrar a su conejo alzando la voz, Chari a mellar la actitud de Rubén entre susurros, Marta a criticar a Gerardo y Saray, mientras éstos intentan soportarse mutuamente, y Mónica a intentar infundir pena con los sucesos que vivió tras su participación en La casa de tu Vida. Tan sólo las dos supervivientes parecen estar disfrutando de esta experiencia junto con una Yola Berrocal, con aspecto de niña del Exorcista, que vuelve a mostrar su mejor cara como ya hiciera en el 2003 en el Hotel Glam. Los demás se quedan eclipsados por las fuertes personalidades que los rodean, convirtiéndose así en privilegiados espectadores que sí pueden ver el 24 horas de este reencuentro que se nos ha negado a los que debemos dar audiencia al programa para que prospere.

No es de extrañar que Sofía y Chiqui sean quienes más estén disfrutando de la experiencia. Ellas son las únicas que están viviendo el reencuentro con una amiga. No hablo de alguien que te cayó bien en un momento determinado con quien simpatizaste y que luego el trató se perdió, como puede ser el caso de Marta con Coyote o Yola con Juan Miguel. Sofía y Chiqui son amigas de verdad, de las que quedan fuera para tomar algo para contarse sus penas y alegrías. Ellas son a este reencuentro lo que, por ejemplo, las gemelas fueron a GH9 o Saray y Pilar a GH11. Muchas de sus conversaciones quedan cifradas con sus miradas, sus ademanes, gestos que ya conocen perfectamente consiguiendo que las dos estallen entre carcajadas y risas. Una de esas relaciones sanas que da gusto ver por la pantalla, aunque la audiencia pierda parte del hilo conductor de la relación, pues puede malinterpretar ese lenguaje que no se dice con palabras. De momento, de lo poco que hemos visto, me parece que estamos ante una cómoda pareja que puede divertir mucho a la audiencia, aunque la popularidad de ambas ya no es la que pudo tener en otros momentos.

No es el caso, por ejemplo, de Chari y Rubén. Ellos nos divierten pero de otra manera. O mejor dicho, Chari nos divierte, porque en el resumen de ayer volvimos a ver esa mujer que habla entre susurros con gran rapidez, repitiendo argumentos como si fuera la melodía que toca una encantadora de serpientes para hacer que Rubén obedezca sin rechistar. Pero ahora es más divertido si cabe que en GH12. Chari tiene cogido por los huevos a su ex, al cual amenaza con irse ante cualquier movimiento que éste haga con el resto de las chicas de la casa. Y claro, si Chari se va, Rubén también. Las peculiares normas del reencuentro hacen que Chari tenga aún más el control de lo que ya tuvo en GH12, ya que Rubén parece no contemplar la posibilidad de que ella vaya de farol. Y claro, Rubén está convencido que su personalidad es la idónea para ganar un reality. Si no ganó Gran hermano fue por Chari –debe pensar él- y ahora que tiene la oportunidad de resarcirse, debe lidiar con ella de nuevo como carga. Lo que Rubén no parece entender todavía es que él, sin Chari, no interesa nada, y que como mucho podría aspirar a quedar segundo.

Peor carga tiene Saray con Gerardo, ya no sólo por la nefasta relación que les une, sino por lo mal que cae su pareja de reencuentro fuera. Puede que a muchos no les moleste la presencia de la hija de Pilarita, pero Gerardo ya es otra historia. Palabras mayores. Uno de esos tíos a los que ver por televisión resulta dañino para los sentidos. Al menos su pareja parece estar haciendo los deberes, consciente que tal vez no consigan el apoyo de la audiencia este jueves, y por tanto estén en la terna de nominados. Gerardo, consciente también de la mala relación que tiene tanto él como Saray con Marta, ya está intentando ganar apoyos. La primera es evidentemente la más joven y más temperamental: Lara, a la cual ha calificado de una grandísima persona, muy noble y «dulce», pero a la cual le fallan las formas. También ha intentado acercar posiciones con Yola y Juan Miguel.

Respecto a los más jóvenes, ésos que salieron de una escuela de “educación”, la carga es inversamente proporcional. Jorge debe cargar con Lara en cuanto a la convivencia. Él sabe que su compañera se acelera enseguida, pudiendo conseguir más enemistades de las que a él le gustaría en caso de quedar nominados. Por eso no defiende como corresponde a su compañera, quitándola la razón delante del resto de habitantes, disculpándose por ella por su pronto, sus contestaciones y su tono de voz. Y claro, esto molesta enormemente a Lara, quién considera que su compañero debería estar “a muerte”, como diría Jhota, con ella, como en la primera edición del reencuentro estuvieron Ainhoa y Nico. No obstante, en esta pareja quien tira del otro con respecto a popularidad es Lara. Es ella la que tiene tirón mediático, a la que la gente está salvando, y es que para aquellos que llevaron a Laura (No hay ningún país en la península Ibérica) a la final de GH, la presencia de Lara debe saber gloria bendita.

Mónica y Juanma no está aportando gran cosa. Yo no fui seguidor de su reality, pero por lo poco que percibí de estos personajes, pensé que aportarían más ahora. Tal vez por eso ahora ya no dudo sobre su poca convocatoria de voto. Marta y Coyote tampoco me están diciendo gran cosa. En todo caso Marta, que entró directamente con el machete afilado. Por último quedaría Yola y Juan Miguel. El Karino simplemente está ahí, como apuntaba antes siendo espectador privilegiado de ese 24 horas inexistente y Yola parece estar moviéndose con cierta gracia, sorteando a los titanes del concurso y aportando ¿equilibrio? No se si me atrevería a decir tanto. Sólo sé que, de momento, su presencia no se me estomaga. Es más, diría que es esencial.

El jueves una pareja se marchará y entrará otra. Ahora, para mí lo más importante de esa noche será ver el poder de convocatoria, no de los reencontrados, sino del programa. Una cosa es la gala de presentación, con la expectación formada por quién entraría, y otra la gala con la dinámica habitual, con un gran resumen y un genial debate, pero sin cobertura real de “vida en directo”, casi sin blogs dedicados, sin redes sociales que nos mantengan al día, sin apenas noticias en la Web ¿Acaso no suena a programa del siglo pasado?

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