Laura Campos ¿La ganadora de GH12?
Llevo ya varios días sin escribir nada al blog. Tal vez por esa sensación propiciada de que ya está todo dicho, que esta edición de Gran hermano está vista para sentencia en la final que, presumiblemente, se celebrará el próximo 10 de marzo (hay quien apunta al domingo de esta semana aunque yo lo dudo)
La expulsión de Lydia de hace dos jueves, y con ese abultado porcentaje, no dejó lugar a la duda. Desde aquel momento todos sabíamos que el próximo sería Dámaso. Tras él, tocaría el turno a la eterna nominada de esta edición, Marta –sobre todo tras ver cómo Yago se convertía en un pronto finalista inmune a las dos últimas jornadas nominatorias-. Al final el panorama era muy predecible. La pareja a la final con el enchufado de esta edición. En el momento decisivo, apuesto que los seguidores de la pareja se decantarán por Laura, por lo que Marcelo quedará tercero con un exiguo porcentaje a favor para ganar, Yago quedará segundo con algo más de votos y Laura se proclamará la vencedora con más del 60%. Mi apuesta es que quedarán más o menos así: Laura el 60, Yago un 30, Marcelo un 10% (En el mejor de los casos para el malajeta. Lo mismo hasta obtiene menos votos que Chiqui o incluso Pilarita).
El triunfo de Laura es un triunfo pronosticado fuera desde hace tiempo por muchos, aunque sea ahora cuando ya todos lo digamos de viva voz, convencidos que estamos haciendo una apuesta segura. Un triunfo que, para mí, se merece con todas las letras ya que fue gracias a ella por lo que vivió esta duodécima edición. Laura fue la concursante que le dio vida a esto, que jugó por impulsos y que dio todo en un alarde de casi pornografía emocional (Que nadie se lo lleve a los polvos que echó en la casa). Laura actuó y obró seguramente como hubiera hecho fuera y muy pocas veces se paró a pensar dónde estaba y las consecuencias que podían tener sus actuaciones con su gente. Recordemos que entró con novio, con una relación de casi ocho años que defendía a capa y espada con cualquiera que se atrevía a dudarlo. Luego la fortaleza se derrumbó, se encaprichó del nene y mandó al novio a tomar viento a través de la televisión, sin tan siquiera esperar a que hubiera una conversación fuera con él para que finalizase, como debía haber sido, la relación de una manera formal.
Aquellos fueron los momentos duros de Laura. Momentos que se jugó la expulsión, y diría que se salvó por los pelos. Sin embargo, los desprecios de su familia la auparon a lo más alto. Todos fuimos capaces de ponernos en la piel de la de Parla, comprendimos lo injusto de la reacción familiar y nos encariñamos con ella. Si a eso le sumamos que Laura se convirtió en una gran sufridora por amor, con un Marcelo que por detrás renegaba de ella, ahí lo tenemos ¡HABEMUS GANADORA!
No obstante no es tan extraño que sea el perfil de Laura el que triunfe esta edición. Con el paso de los años, el perfil de espectador de Gran hermano ha variado. Se nota en las expulsiones, se percibe en los blogs y en los foros. En el Gran hermano sin número, que diría Pepe, y durante la mitad de las ediciones sucesivas, la audiencia actuaba como un ente justiciero que cargaba contra todo aquel que hiciese una maldad. No se consentía la provocación por diversión, ni mucho menos hacer daño sólo por pasar el rato. Sin embargo, poco a poco el perfil de la provocadora, de la guerrera, de la choni, empezó a tener una representación, y un grupo de espectadores se encariñaron con concursantes que se ajustaban a este perfil. Un grupo de espectadores que ha ido creciendo, que no quepa duda.
No sabría identificar quién abriría la lista, pero diría que para muchos la legionaria fue un «amor» que merecía ganar su edición. No lo consiguió por sobradas razones. La chica no estaba muy equilibrada que digamos. Sin embargo, pasados los años, optó con firmeza para ganar GH: el reencuentro, y posiblemente lo hubiera hecho si no hubiese entrado en el brote contra Melania que la llevó a una expulsión disciplinaria (Ya en su edición estuvo a punto de irse por atacar a Juanjo). Podría haber ganado porque no era el mismo público que la echó de GH6. Ése ya dejó de ver Gran hermano.
Con la legionaria hay otras concursantes con perfil similar. Inma de GH7 despertaba simpatías pese a todo, Ainhoa, con su gran belleza, también respondía a este tipo de perfil más o menos. Sin embargo, el auge de lo choni, barriobajero y soez empezó a tener una gran acogida entre los espectadores a partir de la décima edición, donde muchos vieron en Chiqui una especie de princesa del pueblo, alguien a la que dar cariño y protegerla, cuando en realidad la chica era una auténtica arpía. Una analfabeta orgullosa de serlo, sin ánimo de mejorar en su vida, que hizo del «Asin de claro» su grito de guerra. Chiqui fue irrespetuosa como no se hubiera tolerado en cualquier otra edición anterior, fue chula, déspota y muy provocadora. No se hizo con el triunfo, pero consiguió un inmerecido tercer puesto sólo por la amistad que le unía al vago «modelo» que estuvo toda la edición en remojo.
Tras chiqui pasamos a Tatiana. La rusa andaluza de GH11 fue otra chica igual o peor que la de Cartagena. Sabía hacer daño, y lo hacía apropósito, con la única finalidad de divertirse. Entonces la audiencia se lo consintió casi todo. Se enternecía con los videos de coño repetido hasta la saciedad como único vocablo aprendido en nuestra lengua y la dejó en la casa casi hasta la final. Fue el polvo dedicado a Indhira con el delfín lo que acabó con ella en GH –y con él-. Tal vez porque aquello ya fue el colmo de la mala educación. Que se hiciera un alarde de ese comportamiento en televisión fue demasiado para muchos, aunque otros continuaron viendo en ella una niña joven, cándida y dulce que reaccionaba así debido a una limitación afectiva que no había tenido en su vida.
Como se ve, la tendencia era ésa. Por eso este año, el triunfo de Laura, será también el de Tatiana, el de Chiqui, el de Bea, el de Inma, el de todas las chonis que han pasado por Gran hermano, pero que fracasaron debido a que el perfil de espectador de entonces no consentía que el triunfo se lo llevase alguien así. Era el espectador que actuaba como juez de la moral y lo de estas chicas era un atentado contra el buen gusto y las buenas formas.
Lo digo en serio. Entiendo que Laura gane este Gran hermano. Lo entiendo porque entre todos los concursantes (22 este año si no recuerdo mal) ella ha sido la única que ha conseguido movilizar a buena parte de la audiencia. Y el juego va de eso, no de jueces de la moral que salvaguardan el decoro y el protocolo por encima de todo, proclamando como ganador al concursante que mejor convivió. Si alguien sigue pensando que Gran hermano va de eso, está muy equivocado. No obstante sigo pensando que, si hay motivos para que gane, también los hay para que no lo haga. Laura, pese a ese sufrimiento familiar y por amor, no ha sido leal con el resto de concursantes. Ha sido quién más ha discutido, usó el grito como su arma, provocó gratuitamente y traicionó a las personas que confiaron en ella. Como ya hiciera Chiqui, ha dado muestras de no saber mucho, que no es necesariamente malo. Lo horrible ha sido ver cómo se muestra orgullosa de ello. Sus actos los justifica con esa manida frase de “Yo soy así” demostrando una nula capacidad autocrítica que le llevase a mejorar como persona. Tiene una nula intención de aprendizaje a cualquier nivel. Y aunque tuvo momentos tiernos, como cuando estuvo con Dámaso tras la expulsión de Lydia animándole, toda buena acción queda eclipsada viendo cómo después se mofa gratuitamente de todos.
En fin, tarde o temprano tenía que pasar. Y no era de extrañar. En televisión, Belén Esteban hace audiencia. ¿Acaso nos sorprende que Laura gane Gran hermano? A estas alturas de la película, a mí no. Ahora sólo queda esperar a las próximas dos galas. Las últimas de GH12. Asistiremos a una final más que predecible como la del año pasado y depositaremos nuevas esperanzas en la próxima edición. A ver si de una vez por todas, volvemos a estar en el bando vencedor. Eso significaría que Gran hermano recuperó la audiencia que no permitía aupar a lo más alto a lo más choni de este país.