martes, 28 de octubre de 2014

Paula vs Paula

La Paula más histriónica contra la Paula ganadora.


La quinta expulsión es la primera de esta edición que de verdad va a marcar el devenir del concurso. Tres mujeres en la lista, y cada una especial e importante de cara a todo lo que aún nos queda por vivir. No obstante, si algo la hace aún más especial es la presencia de Paula dentro de esa lista.

Ya hemos echado a Lucía, y también hemos sacado a Alfredo como acto simbólico a nuestra repulsa por el clan de Carabanchel… Por tanto, en la casa ya asumen que Omar es un cadáver andante esperando el momento que podamos cargárnoslo. El conflicto que ha protagonizado y sobre el que ha girado parte importante del concurso se ha resuelto en su contra. Sin embargo, ¿qué pasa con Paula?

Ha llegado el momento de que Paula finalmente se mida ante la audiencia para que diga si la apoya o si también merece algún tipo de castigo tras el conflicto con Lucía y Omar. Porque, no lo olvidemos, ella también tuvo culpa.

Su condición de víctima ha hecho que mucha gente simplemente se haya dedicado a alzarla a los cielos, casi a beatificarla. Pero otros muchos, como es mi caso, no hemos podido pasar por alto la trayectoria de la chica.

Empezó intentando ser una réplica de Nuria de GH5. El flower power se respiraba en todos los rincones de la casa al ritmo de su voz infantil y sus arrebatos de preescolar. Se buscó un amor, Omar, y una enemiga, Alejandra, mientras conseguía que más de media casa bailase al son de sus peticiones. Fueron quince días de felicidad en éxtasis para ella, mientras afuera la mayoría empezaba a cansarse de sus formas y su despotismo. No la echamos la primera, pero porque Paco nos resultaba aún más cargante que ella.

Paula no tenía obligación alguna de mostrarse comprensiva con la ex de Omar, que desde fuera estaba siendo testigo de su «incipiente amor». Esa tarea le correspondía a él, si bien Omar se dedicaba a mirar a cámara entre carantoña y carantoña para dedicárselo a esa persona que no le había valorado. No obstante, Paula, en momentos de lucidez, era consciente que Lucía podía estar dolida. Por tanto, demostró que sí tenía la empatía para ponerse en la piel de aquélla que estaba fuera (o al menos nos lo quiso vender como tal).

Tanto invocar al demonio solo consiguió lo que todos, desde fuera y de un modo maquiavélico, queríamos. Lucía entró en la casa y vimos la fase de transición de dos Paulas y durante un día, todo lo que después echaríamos en cara a Lucía, lo hizo la propia Paula. La empatía hacia Lucía había desaparecido y Paula se dedicaba a comer la boca de Omar delante de su nueva enemiga con el objetivo de hundirla. Seguramente pensó que cuanto más incómodo le fuera, más probabilidades habría para que Lucía tirase la toalla y se marchara. Mala miradas, risas estridentes, declaraciones de amor… lo que fuera con tal de joder a Lucía.

Sin embargo, Paula no contó con que el diablo sabe más por viejo que por diablo y Lucía conocía mejor cómo tocar ciertas teclas en Omar. 24 horas después, el triángulo giró y todo lo que Paula le hizo a Lucía, ahora era Lucía quien se lo hacía a Paula, con un Omar suicida que iba cavando la tumba de todo su clan. 

A decir verdad, Paula y Lucía podían hacerse lo que quisieran la una a la otra, porque en realidad no se debían ningún tipo de lealtad. Era Omar a quién le correspondía lidiar con aquella situación, quien debía gestionarlo desde el respeto por la que fue su novia durante dos años en un principio y luego con la que fue su amor de quince días… si bien, Omar es de los que prefiere dejarse llevar. Primero con Paula y luego con Lucía… Ahora que está solo parece un perro manso esperando paciente atado a un árbol.

Aquí llegó la resurrección de Paula como concursante. Lloró, pero no estuvo llorando constantemente, se enfrentó a su situación y no se amedrentó… y con ello surgió la primera horda de fans, porque bajo estas circunstancias es muy complicado no quererla.

Paula llegó a decir a Lucía que había entrado a tiro hecho, gracias a su historia con Omar. Razón no le faltaba, si bien creo que este conflicto ha hecho que sea la propia Paula quien ahora lo tenga todo a tiro hecho de cara al maletín. Y por eso esta nominación, pese a ser la quinta, suena casi a final de concurso. O la echamos ahora, o gana.

En mi caso, debo reconocer que tengo sentimientos bipolares con respecto a Paula. Tan bipolares como puede ver su comportamiento. Hay veces que la odio con todas mis fuerzas, y deseo no solo que salga expulsada… sino que le pase algo similar a los concursantes que pierden en los juegos del hambre. Sin embargo, otras veces no puedo evitar rendirme a sus pies. Por eso, esta nominación, no es entre Paula y Shaima. Es Paula contra sí misma.

No soporto a la Paula infantil que muere de amor y grita y salta mientras su compañero de parvulario (Luis) la incita a que siga con esa actitud. No puedo con ella cuando se echa a llorar por absurdeces o cuando pone esa cara de Calimero, en la que solo le falta un trozo de cascarón de huevo para provocar pena. Tampoco he podido con ella cuando la he visto llena de soberbia o cuando ha buscado conflictos con Alejandra que no venían a cuento.

Sin embargo, hay veces que la amo. Sus confesionarios suelen ser maravillosos, sabe leer en el concurso mejor que la mayoría de sus compañeros, no huye del enfrentamiento y dosifica bien su temperamento en los momentos más complicados.

Fue maravillosa cuando Fran empezó a sermonearla tras la despedida de Alfredo, en la que se empezó a sembrar la duda con respecto a las intenciones del veterano concursante. Paula escuchaba incrédula, pero no solo escuchaba, sino que tampoco mostraba reparos a la hora de ir acorralando a Fran, desmontando cada uno de sus argumentos.

Fue magistral cuando se enfrentó a Lucía en la antesala de la expulsión, recordando a todos cómo había accedido Lucía a la casa, y fue valiente a la hora de enfrentarse a Omar en el caso putanesca, y eso que ahí ella partía con desventaja porque, efectivamente, ella fue la primera en equivocarse. Luego Omar se equivocó aún más y al final tapó el error de Paula con frases como: “aquí la única puta eres tú que me has chupado la polla”. 

Momentos como éstos son los que me hacen ver a una Paula ganando cada día, abrazando el maletín y alzándolo al aire… Sin embargo, luego me la imagino brotando, chillando que muere de amor, con ese tono de voz agudo y chillón que parece que vaya a romper todos los tímpanos a su alcance… y entonces se me pasan las ganas. Es como si juntáramos las buenas cualidades de Indhira de GH11 cuando evidenciaba el torpe juego de sus compañeros contra ella y lo mezclásemos con los brotes psicóticos de Patricia de GH12 con su «no siesta, si fiesta».

Es la Paula madura contra la Paula infantil, la Paula fuerte contra la Paula histriónica, la Paula víctima contra la verdugo, la ganadora contra la versión de sí misma que debería perder.

Lo que es un hecho es que ella ha dado vida a esta edición generando amor y odio a partes iguales, convertida en heroína y villana, por lo que ¿GH15 sobreviviría a su ausencia?

Muchos dicen que no podemos sacarla aún. No al menos mientras Omar siga dentro. Que la expulsión de Paula solo alimentaría al muchacho… Y por otro lado, echarla ahora sería correr un riesgo más tarde ante una posible repesca, ya que podría volver en su versión más borderline… y eso sí que daría fatiga. Además, llevo tiempo convencido que de tarde o temprano ganará un repescado  y no sé si me haría mucha ilusión que ganara ella tras ser expulsada y de vuelta al juego. Por otro lado, podría irse ahora y volver con Lucía… un mundo lleno de posibilidades que podríamos ir descubriendo. Pero para eso tenemos que decidir qué hacemos con ella ahora.

La expulsión se la está jugando con Shaima, la gran metemierda de esta edición. Shaima no tienen posibilidades de ganar Gran Hermano. Al menos no me la imagino levantando el maletín después de su comportamiento en la casa. No obstante, sigo pensando que su presencia es importante para ir desestabilizando al grupo, e incluso que no entiendan por qué sigue ahí es un plus que deberíamos mantener. Sobre todo para decepción de Vitín, ese ser ruin y maquiavélico que últimamente vaga por la casa. En una de mis primeras entradas de esta edición lo comparaba con Sátur de Águila Roja, que solo le faltaba llamar amo a Omar. Sigo pensando que le falta llamar amo a Omar, solo que ya no por ser como Sátur… sino como Góllum. 

Sea cual sea la expulsada, la casa se va a sentir aliviada. Shaima lleva tiempo desquiciándolos y muchos prevén que Paula gane gracias a las rentas de su rol de víctima, por lo que será una liberación para todos. Lo podremos ver cuando regrese una de ella. No será como con Alfredo, que todos enmudecieron sin entender qué había sucedido ahí. Con Paula y Shaima la casa se relajará e irá a las nominaciones con más tranquilidad.

Lo cierto es que será una pena. Seremos nosotros, la audiencia, quienes quedaremos desolados con la marcha de una de ellas y todo por culpa de ese cambio de nominaciones. ¡Quién nos mandaría pedirlas! Colocar a estas tres mujeres en la terna de nominados ha sido un gran acierto para ellos, pero no para nosotros.

Faltan dos días para la gala y aún no sé quién quiero que esté fuera. Solo sé, y no me pregunten por qué, que quiero que Alejandra siga y eso que, objetivamente, de las tres sería la que menos aportaría en la casa. Sin embargo me sigue apeteciendo verla, a ella y a su prima. Por lo que saber que Alejandra es la menos votada es un gran alivio. 

Asistiré a la gala del jueves con expectación por lo que vaya a suceder, aunque estoy convencido que se trata de una batalla de Paula contra Paula. Si pierde, se irá ella, si gana, se marchará Shaima.

martes, 21 de octubre de 2014

Los villanos

Alfredo, Vitín y Omar nominando
El conflicto entre Omar-Lucía y Paula alcanzó su clímax el jueves pasado, cuando finalmente, y como todos habíamos imaginado, Lucía salía expulsada. No era el final de la historia, ya que aún tenían que convivir Omar y Paula un tiempo aún sin definir (pero que se aventura largo), pero salvo giros inesperados, todos asumíamos que el pico más alto del conflicto ya había tenido su lugar y su momento.

Algunos confiaban en que se complicara todo con Lucía fuera y que Omar volvería a caer en los brazos de Paula. Sin embargo, no creo que vayamos a asistir a un giro de los acontecimientos tan traumático. Haría las delicias de los directivos de Telecinco y de Zeppeling, pero ni Omar está por la labor y Paula es mucho más inteligente de lo que nos quiere vender. No obstante, eso no quita para que entre los dos siga habiendo disputas como la de ayer y que incluso, una posible repesca remueva el conflicto con un hipotético regreso de Lucía. Todo está en el aire, aunque algo me dice que cualquier intento de remover la historia solo beneficiará a Paula, mientras Omar y Lucía alargarán su momento de protagonismo como dos de los villanos de esta edición. 

Desde el inicio de esta historia no he visto que Lucía sea una persona especialmente mala. Le fallan las formas y eso salta a la vista. Pero yo nunca he querido condenar lo que hizo a su entrada en GH. Otra cosa es lo que vino después, que como dije el martes pasado, fue lo que provocó que saliera de la casa con tan abultado porcentaje. A mí me hubiera gustado ver a una Lucía con más capacidad de autocrítica durante la entrevista con Mercedes, e incluso una disculpa a Paula por el comentario mal interpretado del “perro”. Pero Lucía es como es y gestionó sus últimos cartuchos de la misma manera que había estado haciendo durante los 14 días que ha estado en el concurso. Mal, muy mal, pero nadie duda que haya dejado su sello.

Me parece muy curioso que haya sido tan torpe, más que nada porque reconoce haber seguido fielmente el programa en cada una de sus ediciones. De ser cierto esto, y no un bulo y que en realidad se limitara a ver las galas clave, Lucía ha leído muy mal el juego de cada compañero. Ha ensalzado la figura de Paula y ha provocado que la popularidad de Omar haya caído. Pero no solo Omar. Este año, jugar en compañía sale muy caro y la mala prensa de Omar también ha terminado por salpicar a Vitín y Alfredo.  Algo sencillo teniendo en cuenta las formas de los dos compañeros del muchacho.

El trío de Madrid, dos de Carabanchel y otro de Vallecas, es sin lugar a dudar el peor valorado de todos, y eso hará que vayan saliendo uno a uno con porcentajes tan abultados como el de Lucía. Primero fue ella, ahora es Alfredo y seguirá el camino Vitín si el jueves salen nominados y se expone, por eso de rotar los tres… Y por último, Omar. Jaque al rey la semana que viene, y mate la siguiente y pondremos punto y final a los malos de GH15.

Y es que el título de malvados se lo han ido ganando a pulso. Omar por el daño gratuito a Paula y sus formas de tratarla… La bronca de ayer ya es lo que le faltaba para ganarse el título. Llamar puta a Paula y gritar que ella era la única guarra porque le había chupado la polla no solo no queda bien en televisión, sino que además demuestra su lado más barriobajero y ruin. Porque podíamos entender que se equivocara con ella, que estuviera rabioso con Lucía y se liara con Paula solo para olvidar. Pero los descalificativos de anoche quedan lejos de cualquier tipo de comprensión. 

Luego tenemos a Alfredo, que iba de (mueble) santo durante las primeras semanas, pero que al fin ha dado la cara más rancia de este personaje. Es autoritario, machista e increíblemente agresivo, al menos en sus formas. Lo hemos visto varias veces, cuando alguien le llama la atención, pero esta semana que anda nominado, lo hemos podido ver con más claridad en sus conflictos con Yolanda.  La acusa de falsa, por decir delante de su cara que él y su grupo no son todo lo sinceros que ella espera (menos mal que lo dijo delante de él. La acusación de falsa hubiera tenido algo de sentido si lo hiciera por detrás), y para presumir de ser acorde con su moral, ha optado por no hablar con ella. Le ha dado igual las reiteradas disculpas de Yolanda, o los argumentos raros que le daba a modo de explicación. Él no ha querido escucharla, ha huido de cualquier intento por resolver el problema y se ha dedicado a machacarla por todas las esquinas. ¿Su argumento? Que Yolanda es falsa ¿Y por qué es falsa? Porque habla con él y luego cree que él no es sincero. Aquí vamos a un clásico de Gran Hermano, cuando confundimos la educación con la hipocresía o la falsedad. Yolanda no es falsa, es educada… Por eso habla con él, le da incluso conversación cuando se tercia o le escucha cuando él habla. Pero lo realmente cierto es que Yolanda, en muy raras ocasiones, busca a Alfredo. Tiene compañías más interesantes que la del muchacho, como por ejemplo su prima, Paula, Loli o, evidentemente, los primos. Sin embargo, Alfredo no lo ve así… y la tacha de poco menos que traidora en medio de gritos y unos gestos… que dan miedo.

Y por último tenemos a Vitín. Para mí Vitín es la primera decepción de esta edición. Un chico de 29 años, que soñaba con entrar, divertido y que además parecía controlar a Omar. Sin embargo, cuando llevamos ya un mes, hemos visto la otra cara de Vitín… y ahora entendemos porque es amigo de Omar. No desentonar nada… Vitín es resentido, tan autoritario como su amigo, es amargado, prepotente e incluso abusón. Lo hemos visto también con Yolanda, que esta semana ha recibido por todos lados, y con Shaima, a la que no duda en llamar tonta cuando ella le pide que barra la cocina después de haber comido y al ver cómo se negaba, le tiraba las migas de la mesa al suelo. Vale que las formas de Shaima también habría que depurarlas un poco, pero al César lo que es del César. La petición de la ceutí no solo estaba justificada, sino que era de sentido común. Mientras, Yoli ha tenido otra semana horrorosa gracias al imitador, quién no dudó en arremeter contra ella por el comentario que tuvo en la sala de expulsiones delante de Alfredo. Fue incluso más cruel que el propio Alfredo. Vitín se cebó de mala manera con el único objetivo de hacer llorar a Yolanda. Y como no lo consiguió, reventó aún más… y no paró hasta que, después de humillarse, Yolanda acabó dándole abrazos y regalándole los oídos. Había conseguido hacerle creer que ella era la culpable. Un manipulador nato que consiguió darle la vuelta a la tortilla con maestría.

Por suerte o desgracia para ellos, el papel de villano lo tienen que compartir con alguien mucho peor que los tres. Si GH fuera un videojuego, Alfredo, Vitín y Omar serían tres jefes, pero luego llegaría el Mega-Boss: Francisco (Otro Paco… si es que no falla).

Fran, el verdadero villano.
No grita, no tiene miradas asesinas, no es agresivo con sus gestos… Pero Fran es, sin lugar a dudas, el villano por excelencia de esta edición. Los ha engañado a todos, haciéndoles creer ese papel de conciliador, de señor curtido por la vida, de casi sabio del concilio. Casi todos acuden a él para pedir consejo y su opinión siempre es tomada en cuenta como si fuera el cura de un pequeño pueblo. Sin embargo, lo que la mayoría no ve es que los utiliza a su conveniencia e incluso los enfrenta mientras luego observa cómo se despellejan entre sí. Además, para más inri, tiene a su lado a San Luis, lo que hace que este dúo sea considerado casi unos elegidos de los dioses. Solo Azahara tiene alguna mínima intención de nominarlos… y es una pena que el motivo sea la profesión, porque significa que ni ella ha sido capaz de ver el doble juego de Fran.

Fran ha sido de los que llegaron al concurso sin saber muy bien dónde se había metido. No creo que sea un seguidor del programa y algo me dice que, a lo mejor lo ha visto en contadas ocasiones… porque de otra manera no me explico que juegue a enfrentar a los compañeros y se mofe de ello. Es habilidoso con unos críos, pero no lo está siendo con nosotros quienes vemos el doble juego en todo momento. Habrá quien diga que se trata de una estrategia, que ha habido otros estrategas como Pepe de Gh7 a quienes aplaudimos en su momento… Pero esto es parecido a lo de Lucía y Paula. Las dos insultan, las dos tienen actitudes chulescas y las dos son soberbias y provocadoras… Pero lo que para una es una defensa, en la otra es un ataque y gratuito. Con los estrategas pasa exactamente igual. Pudimos ver a Pepe con Dayron haciendo cábalas con garbanzos para ver a quién sentaban a su lado mientras discutían con toda una casa que tenían en contra… estaban siendo estrategas, pero su estrategia buscaba defenderse. Luego hemos podido ver a Nagore con Juan y Melanie hacer lo mismo, con Tatiana y Toscano de cómplices… y no era igual. Era un abuso de poder contra sus víctimas.

Fran quiere ser estratega. Eso no lo oculta ni siquiera a los propios compañeros… En la prueba de mayor a menor, él no tuvo inconveniente en ponerse en el “más estratega” y aun así nadie se ha dado cuenta de su juego.

El jueves nueva gala. Alfredo saldrá expulsado y tendrá que dar explicaciones a Mercedes. No hay mucho que rascar, salvo su opinión acerca de Omar, el hermano que ha conocido dentro de la casa. No sé si hablará o se negará a pronunciar palabra porque considere que quieren utilizar el drama familiar. En cualquier caso, su entrevista da para poco. El encuentro con Omar y las actitudes de esta semana. Lo demás es morralla, pues Alfredo es de los tres villanos de Madrid el más mueble. Luego nominaciones… y la verdad, empieza a urgirme un cambio en ellas, algo que los saque de la rutina que se está estableciendo.

martes, 14 de octubre de 2014

Vísperas del fin del trío

Paula ya tiene a un nuevo súper amigo, Luis.


La historia de Omar, Lucia y Paula ha ido desinflándose esta semana. Paula ha terminado asumiendo la derrota con bastante dignidad, tal vez convencida que en realidad se trataba de una victoria en todos los sentidos (tanto a nivel emocional, prescindir de Omar es lo mejor que podía pasarle, y a nivel concurso ya despunta como finalista y —desgraciadamente— posible ganadora), mientras Lucía y Omar han estado haciendo lo que se esperaba que hicieran (Hora sin cámaras incluida). 

No solo le ha bastado a Lucía poder recuperar a su chico, sino que además esta semana se ha dedicado a ser prepotente y tremendamente chula de una manera gratuita. La audiencia puede perdonar la soberbia en un momento determinado. Somos capaces de ponernos en la piel del concursante, leer en su mente y posicionarnos a su favor. Pero lo que nunca perdonaremos, jamás, es la maldad gratuita. 

Era legítimo que Lucía quisiera recuperar a Omar. Nadie iba a recriminar que lo hiciera, ya que una mayoría hubiera hecho lo mismo que ella. Era lógico y obvio. Ella no entraba por el premio, ni por la experiencia… Aunque lo dijera el día que entró. Ella iba a recuperar la historia de dos años que llevaba escribiendo con Omar. Porque dos años pesan más que quince días. Por eso aplaudí a Lucía cuando consiguió su objetivo… Pero ahí acabó lo bueno para ella. Lo que se ha visto esta semana, ha sido una soberbia sin precedentes. No solo le ha bastado con ganar la partida a Paula recuperando a Omar, sino que además ha querido humillarla de todas las formas posibles.

Lucía hubiera hecho bien recuperando a Omar y después haber intentado poner las cosas fáciles a Paula. Porque Paula había sido una víctima de su relación, una chica a la que habían atropellado durante uno de sus múltiples conflictos. Pues bien, si atropellas a alguien, te paras a ayudarlo, no das marcha atrás para asegurarte de que lo has matado.

Canciones dedicadas a Paula, malas miradas, cuchicheos e insultos mientras intenta sin mucho éxito atraer gente a su bando es lo que hará que este jueves sea ella, y no Omar (contra todo pronóstico) quién se marche del concurso. Porque al final Lucía ha demostrado ser peor que él. Vale que Paula tampoco se ha quedado corta (Y a mí no me gustaría que ganara). Aprovecha cualquier excusa para desquiciar a la pareja, sus bailes y su fingida felicidad desbordada solo busca calentarlos, sus cortes de manga o sus reproches llenos de una chulería son impropios en una persona que habla como si aspirase un globo de helio… Pero ella es la víctima, la sufrida, la accidentada… La audiencia sí es capaz de perdonárselo… E incluso es más: hasta lo aplaude… Porque nosotros, en su situación, tal vez seríamos peores. Mientras que Lucía, la vencedora, se ceba malamente.

Tampoco ayuda que mientras Paula sonríe y se divierte, ellos estén mirando con odio, cabreados con todo y quejándose por cualquier cosa. Mientras Paula invita a quererla, Lucía hace lo contrario… hasta tal punto que ya no se valora cómo actuó Omar o incluso las palabras que siguen saliendo de su boca hacia una chica a la que estaba besando hacía unas semanas. Ahora solo se ve a Lucía.

Paula además es un rival muy duro. Ya no solo por el papel de víctima que buscó con Alejandra y que finalmente consiguió con Lucía, sino que además es una persona que provoca muchos contenidos y que no huye del conflicto. No se corta a la hora de decirles lo que piensa. Ni durante el 24 horas, ni durante la gala. Verla cómo les recrimina que la critiquen por llevarse bien con las primas es uno de esos momentos que tantos esperamos, o verla defendiendo su permanencia en la casa, argumentando que ella accedió tras un duro proceso de casting contra 60.000 personas, mientras la otra lo tuvo «hecho» por ser la novia de Omar. Mercedes estuvo correcta recordando que todos tienen los mismos derechos. Esto es GH, y la dirección hace lo que quiere, pero Paula marcó un gol ante la audiencia recordando a todos cómo accedió Lucía al concurso. Por eso, el brote de Lucía ante la defensa de Milá me pareció exagerado, más cuando tanto ella como Omar asumen que uno de los está fuera. Si es así, si asumen que la audiencia los va a separar ¿A cuento de qué tanta escandalera? 

También hay que recalcar lo increíblemente torpes que han sido jugando. Ya asumían que salían nominados, por lo que era decisión de ellos contra qué tercero se lo jugaban… Que eligieran a Jonathan es una muestra más de lo mal que leen el concurso. Vale que Jony sea un poco mueble, aunque esta semana haya dado más contenido gracias al koala de Yolanda, pero Lucía venía de fuera… Debería saber que Jony puede que no sea el más fuerte, pero tampoco es un odiado. Tal vez pudieran albergar un mínimo de esperanzas si se hubieran sentado contra Loli, Shaima o incluso Fran… aunque, sinceramente, podrían sentarse con Nagore de GH11 que seguramente seguiría saliendo uno de ellos dos. Y si Lucía no tiene más porcentaje (Y el domingo ya llevaba presumiblemente un 75%) es porque Omar está nominado. Sin Omar, fijo que Lucía hubiera alcanzado ya un 87%, con posibilidad de llegar al 90 para el jueves. 

La trama del trío morirá este jueves (que podrá resurgir por posibles repescas). No obstante, todo empieza a agitarse un poco más y ya empiezan a reclamar más protagonismo los demás, aunque sus tramas aún son un poco flojas.

Luis, por ejemplo, es un caso claro de concursante que intenta a la desesperada generar una trama alrededor de él. Yo no me lo creo mucho. Ya le vinos hilar estrategias con Fran y que ahora se haya convertido en una caricatura de sí mismo para no desentonar con el lado más flower power de Paula me hace sospechar un poco. Ahora se ha hecho súper amigo de la hawaiana, y no solo eso. Duermen juntos y hacen las mismas tonterías. Hemos pasado de ver a un chaval de 23 años con mente de tío de 50, a ver un chaval con una mentalidad de un crío de 10 años. Pero es de mentira. Luis se está marcando el verdadero papelón de este Gran Hermano, posicionándose claramente en el bando de la persona que podría llevarle a la final.

Luego tenemos a la primera no-pareja de esta edición. Yolanda y Jonathan. Lo de ella es un acoso en toda regla, pero en parte porque él invita a ello. Jony lo dice muy claro cuando le recalca que necesita ese cariño de ella, pese a ver claramente que Yolanda siente algo, y fuerte, por él. Puede que sea ese cuerpo diminuto y musculado, o esa sonrisa bobalicona… lo que está claro es que Yolanda quiere más de Jonathan, y lo intenta porque él da señales contradictorias. Si él tuviera un mínimo de decencia y de verdad no quiere nada con ella, debería marcar unos límites muy claros y no ceder más a sus carantoñas. Puede que él necesite de ella, pero viendo que ella necesita más de él, me parece egoísta tenerla en la recámara solo para satisfacer su necesidad de cariño, sin importarle el daño que pudiera provocar. 

Tengo varias dudas con respecto a Jonathan. No sé si de verdad tiene a alguien fuera o si en realidad quiere a Yolanda más como una mariliendre. Estos últimos días he llegado a pensar que a Jonathan no le gusta Yolanda, pero porque en realidad no le gustan las mujeres y no puede decirlo porque no quiere manifestarlo dentro de la casa. Se preocupa mucho por lo que vea su entorno: sus niños a los que da clases y los padres de esos niños… O tal vez no sea eso y el problema es que habitualmente Jonathan es un cabrón con las mujeres y en la casa se está controlando, y tener que controlarse tanto le está llevando a convertirse en un llorón. Sea lo que fuere, está gestionando muy mal el asunto con Yolanda. Tuvieron un roce, provocado clarísimamente por ella. Salieron, medio discutieron y al día siguiente intentaron sincerarse. Ella no lo fue del todo, pero lo fue mucho más que él, aunque al fin pudimos oír de sus labios que no quería nada con ella. Una lástima que 24 horas después volvieran a lo mismo, por lo que no me lo puedo creer. Parece como si a Jonathan no le importara el futuro sufrimiento de Yolanda mientras él cubra su dosis de cariño de hoy. Y eso es egoísta.

Shaima consiguió vencer a Mayca en la expulsión y la verdad es que me alegra que siga dentro. Shaima es importantísima a día de hoy en la casa. No porque esté generando tramas importantes, pero es un conducto para que se muevan las existentes y se choquen entre sí. Es la mayor metemierda de esta edición, comparable a Toscano en GH11 o Ángela en GH9. Siempre está presente en todas las movidas, escucha, atiende y luego lo revuelve todo. Además, vertebra la información entre los concursantes y los incomoda con sus preguntas… mientras Mayca solo limpiaba y cocinaba. Ayer mismamente, viendo la absurda discusión entre Omar y Lucía por el desayuno, mis ojos estaban centrados en Shaima. La pareja discutía y ella, a un metro de ellos, desayunaba muy lentamente para poder tener una excusa para estar presente. Le faltó levantarse con la taza y desayunar a un palmo de la pareja para no perder ripio a los gestos de cada uno de ellos, y luego, con la información en su poder, la fue moviendo a su antojo.

Los demás parecen querer quedarse en un segundo plano: Azahara, Hugo, Alfredo… aunque yo he empezado a seguir de cerca a dos de ellos: Alejandra y Juanma. 

Alejandra es una diva atada a un árbol por su prima, pero poco a poco la estamos viendo emerger más. Clara, concisa y directa. Tampoco rehuye los enfrentamientos y sabe argumentar y defenderse con gran habilidad… Lo estamos viendo en los conflictos con Vitín, o cómo ha gestionado el encontronazo entre su prima y Jonathan… No obstante, aún necesita una trama para ella sola.

Luego está Juanma. No sé por qué, pero creo que podría llegar muy, muy lejos… solo que, al igual que Alejandra, necesita una trama que le dé protagonismo. Por lo pronto, le hemos visto de mediador en varias disputas y lo que sale de su boca, posiblemente sea lo más coherente de la casa. Mucho más que Fran, que lo que dice está siempre condicionado a su intención de manipular. Su capacidad de empatizar es extraordinaria y su temple y prudencia hace que no se le vea con malos ojos. De momento lo comparo un poco con Orlando de GH10… Ahora, si GH10 lo perdió Orlando porque no terminó por coger el toro por los cuernos… en fin, que no le pase a Juanma. 

El jueves más gala, con expulsión cantada y nominaciones complicadas. El trío de Madrid volverá a salir expuesto, si bien dudo que Omar se presente voluntario. Creo que se expondrá Alfredo en su lugar, mientras que los votos de los demás pueden ir en cualquier dirección… Y eso sí, la entrevista promete… Lucía, vete preparando.

martes, 7 de octubre de 2014

Lucía muere de amor con Omar

Lucía revoluciona Gran Hermano.


La entrada de la Lucía ha sido el mayor revulsivo que jamás Gran Hermano ha metido dentro de la casa.  Y mira que llevaban tiempo intentando explotar ese tipo de trama. Lo intentaron con Dani-Eva y Susana en GH14, con Paolo-Noemí y Alex y Sergio-Sindia y Pepe en GH12+1 (Esta última mucho menos creíble), y originariamente con Salva-Mercedes y Jani en GH6. Pues bien, al final les ha salido. Tanto insistir...

La verdad es que este año ha habido ciertas diferencias con los otros intentos de forzar una trama dentro de la casa. La pareja de Omar y Paula no caía excesivamente bien. Ni uno ni otro, y por eso la mayoría ya pedía la entrada de Lucía desde que Papirrin abandonara la casa repentinamente (por motivos aún desconocidos).

Nadie sabía qué iba a pasar exactamente, pero desde el momento que vimos la entrada de Lucía, ya se vaticinaba tormenta (Y todos deseábamos que sucediera, aunque ahora penemos con Paula). Porque si en algo Omar tenía razón, es que Lucía es como él… pero en chica.  

Yo no tenía duda alguna de que Omar iba a terminar volviendo con Lucía. La historia que él ha ido contando durante el inicio del concurso lo dejaba bastante claro. Llevaban dos años, con idas y venidas frecuentemente y lo habían dejado hacía una semana por algo tan importante como una gorra… Aquí ya me surgen mis primeras dudas. Sinceramente creo (Y esto es la película que yo me he montado) que Lucía se enfadó con Omar porque iba a entrar en Gran Hermano. Era el sueño de ella y lo iba a cumplir él… y viendo cómo son, en fin: se enfadó, pero no podía decirle que era por eso. Así que, la primera chorrada que se puso en su camino sirvió para armar bronca. Era la envidia lo que provocó la disputa. Por eso se fue de vacaciones a la playa y por eso no quiso dormir con él la última noche… La cuestión es que aquella movida con él supuso un punto y final que no trascendió en ella. Lucía, pese a la movida que habían tenido, contaba que seguían juntos en la misma rutina de dejarse y volver a la que están acostumbrados, mientras él, llevado por el huracán de emociones que supone entrar en el concurso, asumió que estaba solo. Además había un detalle importante a tener en cuenta. Era la primera vez que lo dejaba él. Antes siempre había sido ella, según ellos mismos han reconocido.

Omar entró con el despecho de haber tenido que dejar a Lucía porque no le apoyaba lo suficiente, y lo hizo a una casa repleta de cámaras que iban a emitir las 24 horas lo que estaba haciendo. Era su oportunidad de aumentar los daños a Lucía por no apoyarle y la primera chica que se dejara, le serviría para destrozar aún más a Lucía. Y no es de extrañar, Lucía y Omar están acostumbrados a destrozarse mutuamente y luego lamerse las heridas. Ellos son así.

La desgracia de Paula fue ponerse en medio del camino de Omar. Ella tocó el culo al muchacho, le rió un par de veces e hizo unas cuantas caídas de ojos… Así consiguió él la persona con la que celar a Lucía, aunque no fuera intencionado. Y puede que Lucía optara por no verlo, pero siempre hay un «alma caritativa» dispuesta a meterte por culo lo que está pasando. Omar sabía que se iba a enterar.

La relación Omar-Paula duró muy poco, pero fue muy efectiva para conseguir su propósito. Como diría Paco con sus paco-consejos, Omar se iba a convertir el «valor» de su relación, no de su relación con Paula, sino con Lucía. Muchos duraron de la veracidad del amor entre él y la hawaiana. Decían que era un papelón, que miraba mucho a cámara para crear espectáculo. Pero no miraba a cámara para que le viera España. Cuando Omar levantaba la mirada y clavaba sus ojos en el objetivo, en realidad miraba a Lucía, a la que se imaginaba en casa llorando. Y mal no iba.

Con todo esto, llega GH y mete a Lucía. Reconozco que lo de Papirrin tintin tampoco me lo termino de creer, pero bendito sea porque el mexicano no pintaba mucho. Lucía hizo entrada en la casa y arrolló con todo. Fue soberbia, pese a que sus emociones estaban a flor de piel y nos metió en su bolsillo a muchos de nosotros. Estábamos ante un conflicto de proporciones épicas, tan solo comparado con el de Indhira y Carol (Salvo en que GH11 la trama se desarrolló con naturalidad en la casa y aquí fue forzada por la dirección).

La audiencia tiende a empatizar con el débil, y el primer día, la débil era Lucía. Paula había sido increíblemente mal educada, déspota y chula y todos pudimos verlo. A las palabras de Lucía que no quería discutir, la otra corregía que iban a hacerlo… hasta ya le iba adelantando lo que iba a ver, porque estaba en su casa y ella tenía derechos. Lucía aguantó eso malamente, mientras se iba ganando el cariño de los concursantes y la audiencia (por un día). Tampoco ayudaba la actitud de Omar, si bien desde el minuto uno ya le vi cambiado. La presencia de Lucía era un revés que no iba a saber gestionar y era muy consciente. Entre Paula y Omar, él era el fuerte… pero Lucía le conoce a la perfección y sabe hacerle sentir débil.

Dicho y hecho. Por cortesía de GH, el alcohol fluyó por la casa en una de esas fiestas improvisadas. Qué sería de GH sin esas raciones de alcohol que les hace perder la cabeza. Sin él, Tatiana no se habría tirado a Arturo y después le hubiera dedicado el polvo a Indhira, por citar un ejemplo. Música, copas, diversión y en medio un triángulo amoroso que estaba a punto de explotar.

Fue una noche llena de contradicciones. Omar empezó abrazado a Paula, diciéndola que la quería y que no le iba a perder, y acabó en la cama de Lucía. ¿No es fantástico? Los llantos de su novia de siempre le obligaron a tener que reunirse con ella para hablar las cosas y ahí se fue deshaciendo Omar. Lucía llega hasta donde Paula aún no lo ha hecho y le fue acorralando con súplicas, reproches, disculpas y promesas… Él no supo gestionar todo eso, mientras la casa iba calentando a Paula. Es curioso que Omar fuera a hablar con Lucía por propuesta de Paula, y que luego Paula estallara como lo hizo… Creo que la culpa fue de los demás, que la estuvieron calentando… eso, más alcohol, hizo que Paula tuviera una mala reacción con Omar. Una mala reacción cuando él todavía seguía convencido de quedarse con ella. Sin embargo, su manera de estallar le devolvió a los brazos de Lucía y ahí ella remató lo que había empezado.

Es difícil competir cuando tu cara está llena de rabia mientras la otra te mira con dulzura y arrepentimiento. Así que, lo fácil y lo más seguro para él, fue volver con Lucía. Paula se quedaba sola, tragándose las palabras que hacía apenas 24 horas le había dicho a Lucía… pero eso sí, sacando una ventaja atroz con respecto a todos en la carrera del maletín. Porque no nos engañemos, el papel de víctima suele ser el más codiciado. Y aquí encima se lo han dado sin proponerlo.

Se pueden hacer muchos reproches después, pero ante estos primeros sucesos, es cierto que Paula ha sido un daño colateral del caos que rige la relación de Omar y Lucía, porque Lucía estaba en su derecho a recuperarle. ¿Por qué iba a frenarse? ¿Por respeto a una chica que no le importa?.. Y Omar, en fin, demasiado inmaduro para afrontar una situación tan complicada. Por eso, yo me niego a entregar el maletín de buena a primeras a Paula. ¿Acaso ella no pensaba que podía suceder? Los días antes de la entrada de Lucía, era la propia Paula quién asumía que la otra estaría dolida, que Omar tendría que hablar con ella cuando saliera. Y cuando vio que entraba, se puso nerviosa porque… ¡era evidente lo que iba a pasar! Como la misma Yoli le diría después: ¿Qué esperas? Si la dejó una semana antes de entrar por una gorra. 

Vale que lo que ha venido después es mucho más complicado. Creo que Omar no solo no ha sabido gestionar el conflicto, sino como la misma Lucía ha dicho, se le ha puesto cara de gitano chungo. Ha sido chulo, soberbio y presuntuoso. Hasta me atrevería a llamarle cruel con Paula. Vale que se confundió con ella, e incluso yo defiendo que Omar no tuvo intención original de hacerla daño. Él estaba convenciéndose a sí mismo que podía estar con otra, y esa otra fue Paula… pero lo de “cariño también se tiene a un perro” o “le dije «te quiero» porque ella me lo dijo antes” ya no solo queda mal dicho a la cámara (a la que por cierto, diría que mira menos) sino que son intolerables. A eso hay que sumar los conflictos que está teniendo con el resto de sus compañeros… En lugar de entonar el «mea culpa», se está viniendo arriba y aquí se equivoca.

La casa actúa como es previsible que lo haga. Arropan al débil. El viernes arropaban a Lucía, el sábado a Paula… Otra cosa no pueden hacer, más que apoyar al que sufre… Sobre todo porque están en un concurso. Si Paula ya les lleva ventaja con esto de ser la sufrida, aún ganaría más si todos hubieran optado por no involucrarse, como ha hecho Hugo, o directamente dar la razón a la pareja. Este papel de buenos está siendo muy bien explotado por Fran y Luis, los guardianes de la moralidad y ética. Incluso diría que se pasan en su papel de predicadores de lo bien hecho.  Increíblemente acertadas han estado las primas, mucho más empáticas a la situación, intentando ponerse en todas las posturas. Cierto que ahora están empezando una guerra con Omar, pero es que Omar está contra todos y acepta de mala gana que apoyen a Paula. A las omaitas les gusta más un follón que a un tonto un lápiz y se han convertido en las primeras desestabilizadoras en los conflictos que han generado a consecuencia del triángulo amoroso… mientras Shaima, mucho más inteligente que Mayca, está intentando desaparecer esta semana. No sé si le funcionará. La expulsión del jueves está que arde entre ella y la hermana de la bruja.

No obstante, lo interesante de la próxima gala no es la expulsión. Ésta ha pasado a un segundo plano. La chicha está en las nominaciones. Veremos a una casa que irá a por Omar, y por defecto a por Vitín y Alfredo, y puede que incluso vayan a por Lucia y Paula. Dirán que las nominan por Lucía, pero la verdad es que ellos son los primeros interesados en que desaparezca un vértice del triángulo para volver a una relativa normalidad y restar protagonismo a este trío. Habrá que estar atentos. Omar pretende que Vitín es exponga, Vitín no parece convencido y Alfredo parece querer marcharse (para hacer de mueble en su casa), mientras Lucia y Paula no se van a poner de acuerdo. Paula va a reivindicar su derecho a estar en la casa y Lucía, salvo sorpresas, ha llegado a decir que si no se ponen de acuerdo, se arriesgará ella. Y arriesgará mucho, pues creo que la audiencia, que la quería tanto el viernes por la tarde y la odió al día después, irá a por ella… Salvo que Omar finalmente dé la cara. Si Omar sale a la palestra, Lucía aún podrá vivir Gran Hermano un poco más…