miércoles, 27 de febrero de 2013

Renacer o morir

Ayer publiqué una de las entradas más críticas que he podido tener sobre Gran hermano, cuestionando lo que sucede en la casa o el interés que levanta, movido en gran parte por la expulsión de Lorena, la concursante que nos ha dado la mayoría de los momentos de interés de la presente edición. Hoy me gustaría poder matizar esas mismas palabras, sobre todo tras echar un vistazo a otros blogs, comentarios que se publican por Twitter… y sobre todo, atendiendo al baremo más importante de todos: la audiencia.

Gran hermano está ahora mismo en un punto crítico y hay que analizarlo como tal. Flaco favor hacemos al programa si nuestras palabras asumen que todo es perfecto. Hace dos días el gato decía sin miramiento alguno que la casa era muy activa, que había muchos focos de interés y que aquellos que acusábamos a los concursantes de muebles o sosos, en realidad teníamos un problema con nosotros mismos, que no estábamos sabiendo leer como él si lo hacía y utilizaba un descalificativo para todos aquellos que criticamos el estado de la casa. Quiero pensar que esas palabras las escribió así con el único propósito de aunar fuerzas a favor de nuestro programa y que lo hace porque su casa es la de telecinco.es. No debe ser fácil hacer una crítica real desde la web oficial, mientras que los que subsistimos por la blogoesfera independiente tenemos la libertad completa de decir lo que nos viene en gana. No obstante, insisto. Poco favor se hace al programa asumiendo que todo es perfecto. Porque no lo es.

El mejor instrumento para medir el éxito del programa es precisamente aquel por el que se ha regido siempre. Gran hermano era mágico porque, por primera vez, programa y audiencia iban de la mano. El programa nos planteaba unas situaciones que emergían de la espontaneidad de los concursantes y nosotros delimitábamos el rumbo con las expulsiones. La frase mítica de GH es «La audiencia ha decidido» pero, ¿y si la audiencia deja de decidir? El dato de la última gala es alarmante. Mínimo para nuestro programa y no sirve de nada decir que aquel día la competencia era o dejaba de ser. GH ha competido y ha salido airoso hasta con Águila Roja, aunque no ganara el duelo. El lunes perdió contra un concurso de imitadores que durante gran parte de su edición perdió contra la serie de los vecinos. Estos datos hay que tomarlos e interpretarlos con la importancia que le corresponde, porque en GH importa la audiencia con un plus que otros programas no tienen.

Es cierto. En la casa pasan muchas cosas. Hay vida durante gran parte del día, se perfilan traiciones en la sombra, amores no correspondidos, historias prohibidas, enemigos incipientes… Pero el problema es que no hay autenticidad. Por supuesto que los concursantes son reales, y seguramente en otro contexto hubieran ganado algo más. Pero aquí hay un problema que debemos aceptar y que Telecinco o Zepelin deben arreglar antes de que esto caiga más. Y lo tienen que hacer porque no pueden permitirse que la marca Gran Hermano se derrumbe.

Gran Hermano llegó a la parrilla de Telecinco cuando Antena 3 lo rechazó. Gracias a él, la cadena empezó a ser líder, consiguió convertir en hábito ver la cadena de Fuencarral, se convirtió en el principal competidor: adorado y odiado a partes iguales. En otras palabras, Telecinco se convirtió en lo que es gracias a este concurso. No es como Operación Triunfo, programa que se gestó en otra cadena y que por avatares del destino acabó en su parrilla. GH es suyo y como tal deben defenderlo. Y no sirve de nada el recurso de la pataleta, decir que la casa y sus concursantes son geniales, que hay muchas cosas que ver y que todo es súper interesante… porque los datos de la audiencia no dicen eso. Mismamente yo estoy siendo muy crítico con esta edición, y pese a mis críticas, sigo viéndolo, comentándolo y opinando. Y lo hago porque amo este programa (Aunque no me rasgue las vestiduras a la hora de decir lo que está mal). Sin embargo, ¿cuánta gente habrá dejado de verlo porque no es tan fiel?

La decimocuarta edición está teniendo grandes problemas que habrá que empezar a identificar. El primero una pésima estrategia de programación. Decidieron sacrificar la gala de presentación para hacer sombra a la final del programa de Antena 3 y la jugada les salió mal. Como resultado, hubo gente que podría haber conocido el programa y que no lo hizo el primer día, lo que contribuye para que después dé más pereza seguirlo. Segundo: el lema. El año pasado estuvieron geniales con lo de «dale la vuelta», pero lo del vértigo ha quedado como una anécdota que ni siquiera ha sido divertida. No se supo explotar el día de presentación, ni tampoco lo han conseguido en los días posteriores. No ha habido vértigo y dijeron que el lema sería una constante del programa… Si lo está habiendo, yo no lo veo. Lo mismo es mi percepción, que la tengo atrofiada. Tercer fallo: el casting, y probablemente sea el más garrafal. Vale que no sean muebles, pero la combinación de todos ellos no resulta tan atractiva. Puede que en parte sea por culpa del año anterior. Las ediciones potentes provocan que después estemos más apegados a los últimos que a los nuevos y  nos cuesta dejar marcha a los protagonistas anteriores. Si hasta estoy echando en falta a Noemí, y eso que grité su expulsión como un forofo del fútbol canta un gol de su equipo.

Ahora, la pregunta: ¿hay solución? Para exponer la respuesta me gustaría hacer una comparación con un caso similar, aunque en otro sector. Y casualmente coincide con el número, y me explico. En el sector de los videojuegos hay una saga muy popular que se ha convertido por derecho propio en un buque de insignia. Hablo de Final Fantasy. La decimocuarta entrega de la serie numerada nació en el 2010 con una gran cantidad de problemas y fallos garrafales que los acérrimos no logramos entender. La empresa, como si fuera telecinco, asumió que el daño a la marca con los errores que habían cometido, habían sido tremendos. Una herida casi mortal… y por tanto no podían dejar el asunto tal cual, aunque hubiera gente dispuesta a ensalzar las pocas virtudes que había. La empresa editora tenía dos opciones: dejar morir en silencio tal nefasta entrega o renacerla. Lo fácil hubiera sido la primera solución, pero conscientes de que el daño a la marca era grande y la importancia que tenía para ellos, decidieron no escatimar en recursos y restauraron el juego para que renaciera de sus cenizas. Aún hoy están en esta labor, finalizando la ardua tarea que tenían por delante, y por lo que se ve, van a conseguir lo prometido. Y eso, como fan, lo agradezco. Veo el compromiso que Square-Enix ha tenido, acepto sus disculpas y sigo creyendo en ellos.

Pues bien, GH14 necesita un «A realm reborn», como FFXIV (A ver si el número de la mala suerte va a ser éste y no el 12+1). Destruir lo que hay para que pueda renacer. Y es más, presentar este hecho a la audiencia podría ser un gran recurso para que ésta vuelva. Imaginaos a Mercedes, con semblante serio, tras unas cuantas promociones virales para captar la atención, y que diga a la audiencia: «Señores, nos hemos equivocado pero vamos a arreglarlo. Juntos» Y es más, tendría mucho sentido porque en GH lo que importa es la audiencia. Pues que nos hagan cómplice para resolverlo.

Eliminemos lo del vértigo, porque ya hemos visto que no nos ha mareado mucho, y pongamos de lema «GH 14: Renacemos». Suspendamos las nominaciones de la casa y que la audiencia decida en un par de macro expulsiones quién sobra porque no pinta nada, mientras que en la suit empieza a entrar gente nueva para hacer un «casting» de 24 horas. Elijamos a quien debe irse, quién entra, cambiemos el lema, el día de emisión, apostemos por resúmenes breves en la propia Telecinco, y otro más amplio en La Siete. Renazcamos Gran Hermano, empezando por destruir éste… Eso, o aguantemos como podamos todo lo que queda de éste, que aún es mucho… Por eso creo que no es tarde para renacer. Telecinco, no dejes que Gran hermano caiga. 

martes, 26 de febrero de 2013

Expulsiones de manual

Lorena, protagonista de GH Catorce



No solo los concursantes siguen un manual de cómo deben actuar, y que la mayoría de las veces no saben leer. Son muchas ediciones las que llevamos a cuestas, por lo que no es extraño cuando decimos que sí hay un manual. Está escrito: en blogs, en foros, en redes sociales… y hasta en papel gracias a Gilda Santana. El problema es que el manual es demasiado complejo de entender y tiene tantos matices que, ni con manual, uno es capaz de saber cómo debe actuar cuando está jugando. Y no solo los concursantes tienen un manual. La audiencia tiene otro también muy elaborado a la hora de elegir, y como pasa con los concursantes, tampoco sabe leerlo en condiciones. Gilda Santana dividía al espectador en función de su manera de establecer sus prioridades: como juez o como entretenimiento. No hace falta que digamos que ambas maneras son correctas. Esto siempre lo vendieron como un concurso de convivencia y atendiéndonos a esa primera definición, el papel de la audiencia era la de ejecutar sentencia sobre los concursantes que no sabían comportarse. Sin embargo, tras catorce ediciones, muchos de nosotros hemos comprendido que ese nivel de pragmatismo suele conllevar un error. Solemos acotar el espectáculo a las primeras semanas, dejando el resto del concurso en una especie de sala soporífera en la que los concursantes agonizan de aburrimiento hasta el final. No siempre fue así. A veces hemos tomado sabias decisiones a favor del entretenimiento y en detrimento de lo moral, mientras otras hemos tenido una larga lista de concursantes activos y prometedores que emergían a la superficie tras la salida de otro, lo que hacía que la casa fuera una olla a presión en la que siempre había algo que contar y ver. 

Ayer fue un poco, todo y nada. La expulsión de Lorena era un hecho desde que cayó en la lista contra Argi y Miriam. Que Edo salvara a Argi y subiera Igor tampoco variaba mucho el asunto. Lorena estaba sentenciada a la expulsión según el manual de la audiencia que hace de juez. Manual que ayer lo leyó de cabo a rabo, sin dejarse ni una coma. No solo porque fuera ella la expulsada, sino porque Miriam —buscaré mi ejemplar en la sección de dormitorios del Ikea. Seguro que hay una igual— fue la menos votada de los tres en liza. Fue como ponerse el Capítulo IV de la Guerra de las Galaxias y asistir al triunfo de Obi Wan Kenobi sobre Darth Vader. ¿Qué hubiera sido de las otras dos películas si éste carismático villano hubiera sido derrotado tan pronto? Vale, aún nos hubiera quedado derrotar al Emperador Palpatine, pero todos sabemos que nos hubiéramos perdido grandes momentos que quedaron a la posteridad del cine. Ya no habríamos asistido a ese mítico «Yo soy tu padre». Pues lo mismo nos pasará en esta edición de Gran Hermano. Lorena no continuará en el ascenso de nudos que complicará todo aún más. Con ella se apea del juego la mayoría de las tramas de las dos primeras semanas de concurso. Salvo que emerja una nueva esperanza, votaría para que fueran construyendo ya el parchís, a ver si así se enfadan cuando coman la ficha de otro y tengan que contar veinte.

Algunos de los blogeros que admiro me dicen desde sus escritos que el problema es mío. Afirman que esta edición aún no ha alcanzado el nivel de mítica pero que puede hacerlo gracias a otros personajes que aún están en el juego, apostando por una edición coral como la del año anterior. Kristian, Sonia, Susana, Iván, Igor o Noelia despuntan como grandes hermanos que sabrán llevarnos por nuevos derroteros más interesantes si caben que los de Lorena. Confían que la expulsión de la «ungles cuques» haga que aparezcan los demás. Y yo no es que lo dude. Estoy convencido que efectivamente están pasando muchas cosas en la casa. No es un muermo… El problema es que sus protagonistas tienen el mismo carisma que un zapato del rastro. Hasta ayer confundía a Sonia con Susana. No sabía cuál de las dos quería liarse con el pelocho y quién con el Dj.

La historia del Dj, sinceramente, me asquea porque me recuerda a la del feroz. Ese tío solo quiere notoriedad con una historia que el año pasado Hugo la bordó. Me creí a Hugo porque lo que me llegaba tras la pantalla me parecía real. A Dani no me lo creo, como no me creí al feroz. Y por tanto, su elegida a amada me resbala bastante ¿Su amada es Sonia o Susana? Veis, no me entero cuál es cual. Como si fueran gemelas. Dos idénticos muebles, dos mesitas de noche que se colocan en cada lado de la cama.  

Por otro lado tenemos al pelocho. Sé que es él por el look que tiene, es lo que lo diferencia de los demás, pero por el resto: no me parece gracioso, divertido… tampoco creo que esté haciendo algo que realmente tenga  interés, más allá de intentar meter la churra en caliente con poco éxito. Esa historia no me llama.

Y así sigo con otros concursantes: Edo, Argi, Miriam… hacen cosas, pero no conecto con ninguno de ellos. No tienen lo que necesito. No me suscitan interés alguno. Por eso, la única esperanza es encontrar un malo. Iván es perfecto para eso. Es insoportable, egoísta, narcisista, creído… Pero aquí me pasa como a muchos les ha ocurrido con Lorena. Me cae tan sumamente mal que, cuando esté en la lista, no podré mantener mi objetividad sobre el conjunto del concurso. Iván puede darnos muchos momentos, todos malos —de acuerdo—, pero sé que cuando esté en la lista, mi yo juez brotara como un poseso para pelarme el dedo. Como me sucedió con Aristidín. Y es que, no ha habido un Iván bueno en GH. Es un hecho. 

Las otras dos últimas esperanzas para revitalizar el juego —sin contar aún con la nueva, por ser aún una desconocida— son Igor y Noelia. Igor es el justiciero de la moral. Me cae bien aunque no aguanto algunos de los comentarios que suelta por la boca. Por el momento es el único que podría conquistarme para llevarlo a la final. Su carácter tranquilo, leal, y a la vez su manera de leer en el juego que me parece buena. También lo tiene fácil con lo que le rodea…. Mientras Noelia puede ocupar el puesto del Emperador Palpatine. La mala en la sombra que se escondía tras la figura de Lorena. Solo necesita seguir en la sombra de cara a los compañeros para que aguante lo máximo posible… Porque como caiga en la lista, tenemos otra expulsión de manual.

En fin, como dije hace unas semanas, GH tiene ciertos ciclos, que coincide con su número de edición. Si éste es impar estamos ante una edición explosiva, pero si es par… Saquen el parchís. Yo me pido las fichas rojas.

Seguiremos al pie del cañón por si Leti revoluciona el juego, Noelia apuñala a alguien o Igor consigue despuntar de una vez por todas. Los demás son un atrezzo perfecto para salir en una foto de grupo. Y aunque todo siga así, debemos seguir al pie del cañón para asegurarnos que tengamos un GH15… La edición siguiente es impar. Seguro que será la hostia. Pero para que llegue, tenemos que creer de momento en la que tenemos aún por delante.

Adiós, Lorena. Fuiste una villana estupenda. Te hubiera reservado para la siguiente edición. Y por último: Argy, Edo o Susana… ¡Qué pereza! ¿No podemos echar a los tres y que entren otros nuevos? Aún seguimos esperando a Dobromira, que metan a un canalla y un gran malvado carismático al que adoremos. Aún no es tarde para darle la vuelta al juego. Mierda, otra vez me salió el lema del año pasado…

¿Alguien recuerda cuál era el lema de éste? Pues eso. 

martes, 19 de febrero de 2013

Concursantes de Manual

Game Over para Giuls



Giuls tenía todo a su favor para convertirse en la primera expulsada del programa. Había llamado la atención más que sus compañeras, es rubia, una de sus contrincantes era su amiga, la otra una chica que está pasando desapercibida, ha tonteado con algunos de los chicos y en su vídeo de presentación intentó darnos en los morros con su positividad y energía mientras se dejaba acariciar por las olas de Ibiza. Ya una vez dentro prosiguió su estela de mala suerte, sobre todo tras saberse nominada. El discurso de «da igual» o que «todos tenemos que salir» no invitaba a empatizar con ella. Peor aún fue cuando empezó con Raky a hacer una disimulada campaña contra Argy con argumentos muy comprensibles. Ellas dos se habían hecho amigas y a la hora de ver a alguien fuera, prefería ver a su otra contrincante. Lo entiendo, pero el objetivo de la cámara puede ser fulminante y ese tipo de comentarios pasan factura. Pero lo peor de todo llegaría ayer mismo, en las horas previas de la gala. Que Giuls dijera que solo comía comida de marca, que está en todo su derecho pero dicho en un programa que lo ve tanta gente y con tantas personas pasándolo mal, da la sensación de que estábamos ante una falsa hippy. Que además, horas más tarde lo rematase afirmando que iría a por Argy —que no la había hecho nada— en caso de que Raky fuera la expulsada… Era de manual.  Error tras otro hasta que se ha convertido en la primera eliminada por un porcentaje que desconozco, aunque Mercedes diera a entender que era amplio. Game over, de momento para Giuls. Pues si era el prototipo perfecto de primera expulsada, también la veo como repescada en una fase más avanzada del juego, y por la experiencia de los últimos años, quién no nos dice que llegue a la final. Muy osado sería por mi parte augurar que además ganara, aunque tarde o temprano terminará ganando un repescado.

Otros concursantes que parecen estar tirando de algún manual es Lorena. Esta versión de Lauren Zizes de Glee con cara angelical se presentó ante todos nosotros como una auténtica fan del programa. No solo por su insistencia para entrar en el concurso, sino porque se lo ha visto todo y sabe detalles que solo un acérrimo conoce. Seguramente será lectora del Gato, a lo mejor también de Balzac —Para mí los dos blogs por excelencia—. También creo que habrá sido espectadora activa del 24 horas, el minutado y foros. Tiene bien aprendido los papeles de todos los concursantes que pasaron por esa casa antes que ella y no dudo que todo lo que ha aprendido lo está poniendo en práctica. El problema es que la teoría es una cosa y luego saber aplicar los conocimientos es otra.

¿Por qué lo creo? Desde que entró ha intentado hacer varias cosas para llevarse el gato al agua. Primero, ha detectado a los mayores contrincantes del juego. Ella es consciente que puede caer bien a una buena parte de la audiencia solo por su físico. No porque todos los gordos de España la vayan a querer porque ella lo sea, sino porque todos hemos podido ser discriminados en algún momento de nuestras vidas y podemos vernos reflejados en ella. Podemos ser discriminados por edad, por raza, por etnia, por orientación sexual, por el físico, por una discapacidad… y si vemos que alguien es apartado con alguno de esos motivos, podemos sentirnos en su piel. Por eso, ella es consciente que su mayor rival es Juan Carlos, el otro chico con el que podemos empatizar por razones similares ¿Cuánta gente puede haberse reído de él por su tartamudez? Además, Juan Carlos tiene a su favor que es guapo, es tímido y a veces se antoja adorable —aunque cuidado con él, porque sabe disparar como ayer demostró con sus nominaciones. Es la versión evolucionada de Toscano—. Por eso Lorena ha hecho por hacerse amiga de él, aunque sin mucho éxito porque él lleva su propia carta de navegación en el juego.

También ha intentado forzar a sus compañeros a la hora de pronunciarse sobre los obesos, con preguntas indiscretas que solo buscaban dejarlos en mal lugar. Algo así como Judith preguntando a Andalla por los gays, la gótica de GH9 sería muy amiga de él pero fue ella quién le puso la pistola en muchas ocasiones.

En el manual de Lorena, el siguiente paso estaba buscar a un rival, a su villano. No hay víctimas sin verdugos, y para ella el perfecto era Igor. Desconozco qué ha sido lo que ha hecho que sea éste y no otro. Probablemente porque el vasco tiene una actitud recia frente a los demás que parecen más fiesteros. Como espectadora sabe una cosa: limpiar, ser ordenada, puntual y solidaria con las labores de la casa no le dará el maletín. A mí me importa tres pitos si se les come la mierda. Quiero que pasen cosas y como tal Lorena ha actuado. Las imágenes de ella chapoteando en el jacuzzi mientras Igor iba recriminando su actitud al resto de compañeros por no terminar las labores que tenía asignadas es otro clásico. Vemos la cara de él descompuesta, serio, enfadado, indignado y luego nos enfocan a Lorena, sonriente, divertida mientras empieza con el discurso de: yo estoy aquí para disfrutar y tengo horas en el día para hacer mis labores. ¿Por qué debe hacer las cosas cuando el sargento lo ordena? ¿y quién le ha nombrado sargento y en base a qué honores? Sabe que los guardianes de la moral no levantan muchas simpatías… y supongo que confía que por detrás suelte algún calificativo para «ensalzar» su físico. Eso la haría más grande, más amada, más víctima en definitiva. Aunque en realidad eso no se ha dado. Igor es tan correcto que seguro que aún dirá, para referirse a ella, «la que ayudaba a la embazada».

Otro gesto de manual de la perfecta concursante que Lorena tiene guardado en algún lado de su maleta lo puso en práctica ayer, cuando tras saber que está nominada, recriminaba a Igor como una fiera corrupia que fuera a darle dos besos tras haberla nominado. Fue algo que aplaudimos a Indhira en GH11 cuando le dijo a Juan que todos la querían mucho pero luego se la clavaban por la espalda. Lorena hizo algo similar y quiso dejar en evidencia a su villano particular, afeándole el gesto para que la cámara captara la falsedad del vasco. Es una gran concursante y no me cabe la menor duda que ha conseguido captar más atención que la mayoría de sus compañeros. Hoy GH 14 gira en torno a ella.

Pero Lorena en realidad, pese hacer todas esas cosas que en su día aplaudimos a otros, no está haciendo las cosas bien. En primer lugar no tiene aspecto de débil, se ha rodeado de Argy y Noe, las ha intentado teledirigir… por lo que estamos ante una manipuladora, como en su día lo fue Hans —otro fan del programa—. Tampoco tiene sentido que afee el gesto a Igor cuando ella hizo lo mismo con Giuls la semana pasada y tampoco puede ensalzarse como víctima con la primera nominación. Distinto fuera que llevara en la lista cinco veces y todos fueran a consolarla por quinta vez ¡Coño, pero si me habéis puesto vosotros en la lista! —recriminaría y todos la aplaudiríamos. Pero, ¿por la primera nominación?

No obstante, pese a su mala manera de encajar las piezas de su manual, creo que Lorena hoy es necesaria en Gran hermano. No podemos echarla simplemente porque veamos cómo manipula, como se victimiza y cómo intenta ganar enteros con esa torpeza que está demostrando. Al menos está haciendo cosas, nos está entreteniendo y el prescindir de ella tan pronto seguramente será algo que lamentaremos más adelante, cuando en la casa Argy, Susana y Sonia hablen de estupideces y nos obliguen a cambiar de canal porque no pasa nada. Seguro que se harían un parchís. 

Por supuesto que si mantengo que Lorena debe continuar, creo que Igor debe hacerlo igual. Él es el elegido por Lorena para protagonizar el primer conflicto y tenemos que ver cómo se desenvolverá en él. Probablemente su manía de salvaguardar las formas terminará pasándole factura. Es demasiado estricto, que no es necesariamente malo pero que en GH no se valora mucho.

En consecuencia… Si pido que dejemos a Lorena y a Igor dentro, el siguiente eliminado debería ser Miriam. No por su desafortunado «Yo soy española». Si no lo llegan a poner ayer ni me hubiera acordado del comentario, sino porque tampoco está aportando mucho a la casa y su convivencia está resultando ser algo anodina. 

Por último, ayer tuvimos nuevo concursante: Edoardo. La presencia de italianos empieza a ser un clásico en nuestro país: Nicola, Piero, Alexandro… Ahora Edoardo. Fijaos que el programa quería tanto que entrara que el contrincante para entrar era el mismo. Es decir, el italiano entraba sí o sí. Veremos qué pasa ahora con esta nueva entrada. Espero que sea más interesante que la de Miriam.

jueves, 14 de febrero de 2013

Nominaciones en femenino

Argy, Giuls y Raki, las primeras nominadas de GH Catorce



Si mañana hiciéramos una edición especial en la que metiéramos dentro de la casa a cada primer expulsado de Gran hermano, tendríamos una edición dominada por las hormonas femeninas. Es un hecho. El sector masculino estaría representado únicamente por Salva de GH6, Germán de GH10 y Óscar de GH12 (OMG ¡qué horror!) El resto sería un sector ampliamente femenino que crecerá este lunes cuando tengamos el nombre del primer expulsado de esta edición. Ya sabemos dos cosas: será una mujer y, sea la que sea, se hace llamar con un nombre extraño: Raky, Giuls o Argy.

Ayer tuvimos la primera ronda nominatoria y casi todos los nombres que se escucharon eran de mujer… Y yo que creía que Iván sería perfecto para unirse a ese selecto grupo de hombres que fueron expulsados en la primera tanda… Pues nada. Mi gozo en un pozo. No solo no será el primero, es que ni siquiera tuvo votos. Tan solo Igor y Juan Carlos, del grupo de los chicos, estrenaron el marcador con un miserable voto. Los demás puntos se los repartieron las féminas en una tanda que tampoco tenía mucho de interés. Ni ellos se conocen ni nosotros les conocemos aún. Pero las primeras nominaciones marcan el inicio del juego. Sirven para emponzoñar esa imagen de felicidad inusitada y elevada al infinito que sintieron el día de la entrada. Ya saben que esto es un juego, ya han empezado a jugar y hasta han tenido la «osadía» de señalar con el dedo a las tres primeras candidatas para enseñarles la puerta de salida. Raky y Giuls intentaron minimizar el hecho de estar en la lista con esos manidos argumentos ya tantas veces repetidos: «si es que tenemos que salir todos. Nadie va a quedarse aquí» Sí, guapa. Eso ya lo sabemos. Pero esto va de irse el último para llevarse los billetes y no el primero.

Hoy comentaba por Twitter con una amiga lo que pasó con los votos. Siempre intento ponerme en el juego y me replanteo qué hubiera hecho yo en caso de estar en esa casa para ponerme es sus zapatos. Sinceramente hubiera descartado de mi lista de votos a dos de ellos: Lorena y Juan Carlos. No los hubiera votado no porque los considere fuertes y con opciones de ganar sino porque creo que ciertas peculiaridades de esos concursantes podrían levantar la empatía de la audiencia si se les ataca pronto. Si la casa hubiera ido a por ellos en la primera ocasión, la audiencia no se hubiera molestado en ver quiénes son en realidad. Se hubieran quedado en lo superficial. En la tartamudez de uno y en el sobrepeso de la otra. A concursantes así hay que darles cancha, que se sientan confiados para que se muestren cómo son en realidad. Así se consiguió que la gente no viera la ceguera de Ángela, la silla de Toscano o el enanismo de Almudena… Pero si se les ataca tan rápido, solo se les ayuda. Y la prueba está en la reacción del público del plató cuando, tras estar Lorena todo el rato en la lista, se cayó con los últimos votos. Hubo una ovación para celebrar que finalmente no estaba nominada. La gente ya estaba conectando con ella pero ¿por qué? 

A Lorena hay que tenerla en cuarentena una temporada y dejar que se muestre tal y como es. Ya hemos visto un poco de ella. No solo su carácter alegre y protector. También ya hemos visto que le gusta ser la «buena» para hacernos creer que ella está por encima de todos los demás. Lo vimos en el vídeo de los ronquidos. Ella se ofreció gustosa a irse a dormir fuera si molestaba a los compañeros. Ella se sacrificaría por los demás porque es algo así como una especie de virgen María: caritativa, magnánima y maravillosa. Sin embargo, no aceptó que Iván y Juan  Carlos decidieran ser más buenos que ella, levantarse, no despertarla y ser ellos quienes se «sacrificaran» y marcharan a dormir al salón. Ninguno de ellos le recriminó los ronquidos, en parte porque es ridículo recriminar algo que no controla. Pero Lorena no aceptó que ellos pudieran ser más puros que ella y se echó a llorar para serlo más, porque por su culpa, ellos habían tenido que irse a dormir a otro lado. ¡Qué chica más maravillosa, ¿no?!

Pero volviendo a las nominaciones. Si hubiera estado en la casa mis votos hubieran ido: uno para Iván y otro para Noelia, porque las personas tan cargantes como ellos cansan rápido, se queman enseguida en un concurso que es una carrera de fondo. Mención especial hay que hacer con Noelia. Quedé horrorizado cuando vi su entrada en la casa. Esta actitud, esos gestos, esos tonos… por no hablar del vídeo en el que salía haciendo la ñoña acompañada de su padre, cual mafioso del sector de la construcción. Todos pensamos inmediatamente en «fresita», pero no es así. Noelia es un fraude en ese sentido y ella no ha tenido inconveniente alguno en dejarlo patente. Cuando de repente la veo hablando con Lorena en el confesionario, con ese tono dulce pero adulto, y argumentando con elocuencia y hasta con bastante tino, comprendí que Noelia no era como ella nos intentó hacer creer. Pero con la torpeza de ni siquiera hacer por mantener el engaño algo de tiempo. Diría que fue desconectar de la gala el lunes y volvió a hablar como una persona y no como una cría mimada.

Entendí los votos a Raky y Giuls. Ya asumí con la gala de presentación que habría conexión entre estas dos chicas y así lo ha percibido la mayoría de la casa que ha ido a por ellas. Los motivos fueron de lo más absurdos, pero la realidad palpable es que esta primera amistad corre peligro. Con ellas está la vasca que habla tanto: Argi. Partiendo de la premisa de que será una pena la expulsión de cualquier de las tres—Jo, Iván… con lo bien que hubieras quedado como primer eliminado—, creo que lo mejor sería desprendernos de la vasca. No porque tenga nada en contra de ella, más allá de ese discurso ridículo, acelerado y a veces incomprensible que tiene, sino porque de la unión de las otras dos muchachas pueden surgir más cosas. O tal vez no. 

En realidad, en vista de la lista que tenemos, creo que lo más prudente es esperar. No votar todavía. Tenemos hasta el lunes para decantarnos por una de las tres. Habrá que observarlas, ver cómo reaccionan ahora bajo presión y aguardar a los nuevos nudos que nos interesen ver. Y una vez hecho el análisis, expulsar a la que menos nos vaya a dar.

También hay que comentar un poco la entrada de la nueva concursante. Gran hermano, consciente de que solemos echar a las mujeres, ya ha tenido la prudencia de dejarse de la paridad entre hombres y mujeres y mete a más chicas que chicos. Entraron trece, seis chicos y siete chicas… Y las aspirantes de ayer fueron otras dos muchachas. En caso de seguir en la casa Álvaro, la copia de Kristin Glanders, habría seis chicos frente a las ocho chicas.

Conocimos a Dobromira y a Miriam. Dobromira era una especie de Tatiana pero morena, más guapa y educada. Un amor que debería haber entrado en la casa. Y Miriam… en fin, Miriam. No la juzgo por el desafortunado comentario que dijo, eso de «Yo soy española». Algunos han saltado en su defensa que Dobromira fue la primera que comentó su nacionalidad. Pero no seamos hipócritas. Dobromira lo dijo para aclarar la procedencia de su acento eslavo mientras Miriam lo hacía para recalcar que ella era nacional frente a su contrincante. Fue como decir: cógeme por ser española, mientras Dobromira solo lo decía como cuando Conchi y Pamela decían que eran de «Loz Palacioz». Kristian finalmente se decantó por la española por eso de que había vivido una experiencia cercana a la muerte: el accidente del barco Costa Concordia. Es decir, otra Aristidín que hace de sus dramas el centro. Poco más que añadir. Visto para sentencia.  

martes, 12 de febrero de 2013

La que ayuda a la embarazada

Lorena ayuda a Ana, que se puso de "parto" ante la atenta mirada del hijo de Marilyn Manson


Pues ya estamos aquí de nuevo. Tras cerrarse la casa de gh12+1 y la reventada posterior (en la que no duré mucho tiempo), Gran hermano ha vuelto a empezar en una nueva edición en la que nos han prometido el vértigo. Algo así como el año pasado que nos invitaban a darle la vuelta a todo hasta la locura pero este año desde las alturas más inhóspitas. Ahora tendremos que ver si lo consiguen. De momento solo tenemos las primeras sensaciones que nos dejaron una gala algo atropellada y que no supo gestionar los tiempos como en otras ocasiones.

Reconozco que me duele tener que empezar mi entrada con este leve tirón de orejas, pero no podía hacerlo de otro modo. Empezó a las diez, «puntual», emitieron la cortinilla del programa con la sintonía para que nuestro pulso empezara a acelerar y después echaron ese video que ya habíamos visto en la Web con un popurrí de imágenes de las presentaciones de los concursantes… y a los anuncios. Diez minutos por lo menos. Yo había preparado en casa una de esas cenas de las que Mercedes Milá habla tanto. Es cierto, yo soy de los que viste la mesa de algo rico para la ocasión. Ceno con la mejor compañía y con mi programa favorito… Sin embargo debo decir que cené con la publicidad y no con Gran hermano. Volvieron de los anuncios, otra vez la sintonía, una breve instantánea del plató y «Volvemos en 2 minutos» ¡Dios, qué desesperante! Cuando al fin empezó el programa, ya con las diez de la noche como algo distante en el tiempo, había terminado de cenar… Bueno, al menos así no me distraería. Pero el disparo de salida no fue tan divertido con en otras ocasiones.

No me digáis por qué pero asumía que aquella gala de presentación no sería como otras, básicamente porque llevo tiempo manteniendo que las mejores ediciones son las impares mientras que las pares quedan algo deslucidas. Sobre todo tras GH7. La séptima edición, la novena, ¡la undécima! Y la doce+uno fueron apoteósicas… mientras que la octava, la décima y la duodécima… en fin, fueron más flojas. Tal vez por eso asumo que la décimo cuarta irá en esa línea y la gala de presentación que tuvimos ayer fue una muestra de ello. No lo digo por el casting. A mí no me parece que los hombres y mujeres seleccionados este año sean planos como los de la duodécima edición, por citar un ejemplo. Probablemente sepan darnos cosas de qué hablar y además tenemos la esperanza de los próximos habitantes que vayan llegando sepan darle la vuelta a la convivencia «Mierda, cité el eslogan del año pasado. ¡Vértigo, vértigo leñe!», pero la gala inicial estuvo mal estructurada.

Si echamos la vista atrás a las últimas galas de presentación, podríamos decir que las entradas habituales quedan siempre en un segundo plano mientras la atención se centra en un par de cosas. Ayer sucedió igual. La entrada Igor, Kristian, Noelia y demás fue sucediendo en un orden no muy interesante. Como algo que vas viendo por defecto. La atención estaría en Lorena, víctima de una simpática broma. Aunque… el problema fue que el nudo de Lorena empezaría tarde, de los últimos. 

En GH9 la gala de presentación no giró en torno a la llegada de Amor, Piero, Melania y cia, sino en la peculiaridad de Pamela y Conchi, unidas en el personaje ficticio de Rosa. En GH10 la incertidumbre se centró en qué sucedía en las dos casas, sobre todo cuando descubrimos al matrimonio formado por Carlos y Gema. GH11 fue divertido ver a Arturo, Indhira y demás, pero el interés estaba en la casa espía en la que Saray, Hans, Laura, Ángel… debían hacer creer que eran quienes no eran… GH12 tuvo una entrada más bien al uso, pero dividida en dos casas con la peculiaridad de convertir nuestro programa en una versión de «Confianza ciega» (¿Os acordáis de ese programa  en el que el latiguillo “jo, tía” se oía sin parar?), separando a Rubén y Chari y metiéndolos en casas llenas de personas del otro sexo. GH12+1 fue una locura porque nadie entraba del derecho y supieron unir las llegadas de forma bastante original… Y me temo que este año intentaron repetir la misma fórmula pero apelando al miedo a la altura sin mucho tino. Solo dos realmente sintieron la altura, y la sintieron al lanzarlos desde 40 metros en el exterior del plató ¡Ni siquiera estaban en Guadalix! Lo del limpiacristales fue ridículo, meter a dos en una bola de plástico para acabar en una piscina de bolas tampoco tenía mucho que ver con el vértigo… por no hablar del confe que se balanceaba y de la tirolina de distancia absurda. Aunque mejor que fuera así tras ver el contratiempo que hubo después, cuando Álvaro —ese sibarita— se lanzó al vacío en un auténtico salto de fe convencido que la fuerza de Gran hermano le salvaría. 

En realidad, lo único realmente interesante a propuesta de GH fue la llegada de Lorena. No debían haberlo dejado para tan tarde. Lorena fue, por derecho propio, la protagonista de la gala de presentación al entrar en la «casa de la broma». Primero la llegada de la embarazada, luego Lorena, después el hijo de Marilyn Manson… Tenían que haber aprovechado mejor la incertidumbre que pusieron. Tenían que haber abierto la gala con Ana —redactora de Hugo del año pasado (dato que Dani Santos no dudó en lanzar en Twitter)—, entrando en la casa con esa panza de embarazada. Habrían llamado la atención en el minuto uno, cosa que no consiguieron lanzado a Igor desde 40 metros de altura. Pero claro, el lema era el vértigo, no la broma… Imaginaos el impacto de ver a Ana y haber extendido la broma a un nivel mayor. Ya podrían haber aprovechado y, haciéndose eco de la rumorología habitual en los días previo, haber metido a más actores: la embarazada, el satánico, la chica de obesidad mórbida… y ¿por qué no? La que no tiene brazos, una monja, un estríper y una Drag Queen. También podían haber metido al tartamudo  y alguno más y haber hecho todo un espectáculo. Pero no fue así… En fin, solo es la gala de presentación y lo que sucede en ella es un simple atrezzo para que veamos una gala que más bien tiene poco que aportar con algo más de entretenimiento. 

El miércoles tendremos nominaciones. Las primeras nominaciones tampoco suelen tener mucha chicha. La audiencia no está muy familiarizada con los concursantes, ellos tampoco suelen mojarse mucho y sabemos que no pararán de quejarse por tener que dar nombres porque «todos son muy majos y me caen muy bien». Todavía intentarán ser muy correctos, solo hay que ver cómo respondieron cuando les preguntaron sobre qué concursante de «la casa de la broma» era el real. Ninguno dijo «la gorda» sino, la chica que ayuda a la embarazada. ¡Qué ricura! Y qué políticamente correctos son todavía. El espectáculo suele empezar con la primera expulsión… así que, el miércoles, como única motivación está en ver quién será el nuevo concursante. Espero que no le hagan llevar las cuentas de las nominaciones de sus nuevos compañeros porque eso sonaría a repetición…

En cuanto a los nuevos habitantes, mención aparte de Lorena y Álvaro, apuesto por Raki, Danny, Igor y Giuls como los más conflictivos. Sus miradas, sus ademanes… Si se unen en pandi, seguro que los odiamos y los expulsamos cual Nagore Nobles, y se colocan en grupos diferentes, habrá una buena lucha de titanes. Juan Carlos si sabe montárselo puede llegar lejos. Solo tiene que demostrar que es tan legal como nos ha vendido y esperar a que los malvados le hagan víctima burlándose de su tartamudez. A Álvaro e Iván los iba enseñando la puerta, sobre todo al primero ¡Cuándo entrará un tío homosexual normal! De acuerdo, aún no tengo la confirmación de que lo sean. Puede que Iván aún no sepa que lo es como pasó con Dámaso. Por cierto, a veces miraba a Iván y era como ver al seminarista de las juventudes del PP de la duodécima edición pero ya una vez fuera de la casa. Y qué decir del pelocho… Los demás, salvo esa vasca que habla tanto (nos dará confes insufribles) no me han levantado la atención de momento. Pero es pronto. Amé a Indhira hasta lanzando el vaso de agua a Carol pero no reparé en su existencia en la gala de presentación. Hay mucho todavía por descubrir. Empezamos, sin vértigo, pero algo mareados sí.